Según Lucía Fernanda (Madrid, 1996), la Inteligencia Artificial jamás será capaz de 'cantar' como un gitano. Y explica: "Nunca podrá erizar la piel de esa manera porque no tiene duende". Al principio sólo niebla y un eco en la pantalla, pero inmediatamente después la videollamada se ajusta y ella aparece sentada en su escritorio: ojos rasgados, cola de caballo, camiseta negra con el estampado de un tocadiscos. Basta una mirada superficial para detectar en sus rasgos el armonioso cóctel genético de su padre, Antonio Carmona, y su madre, la representante de artistas Mariola Orellana. Ahora se gira hacia los árboles —en la ventana a su espalda— y aclara: "Estoy en Cádiz. He venido huyendo del follón de Madrid". Ya han pasado dos años desde el lanzamiento de su álbum debut, Yelem, y cuatro de ese primer acto de valentía en forma de sencillo, La Manta, que la catapultó a la escena musical en nuestro país. "Hoy no sé si me atrevería a repetir algo así —confiesa—. Aquel videoclip cuenta la historia de una pedida de la que acabó huyendo con el DJ, que además es payo", se ríe.

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Álvaro Gracia
Bodi de punto elástico y medias tupidas, ambos de WOLFORD.

Hoy su noticia es mucho más trascendental: a principios de 2024 se convertirá en madre de un niño junto a Ismael de la Rosa. 'El Bola', cantaor de la saga de los Fernández. Cuando habla de su infancia se le iluminan los ojos. "De pequeña era un bicho. Me llamaban Lucifer, pero esa misma energía la ponía en la música: mi madre guarda vídeos de esa época cantando y bailando". Por aquel entonces su casa era escenario de animadas fiestas. "De repente te encontrabas a Jennifer Lopez, a Marc Anthony... A mí me sorprendió mucho Antonio Vega, que tenía una presencia única, y más tarde Lenny Kravitz". Pero su historia más sonada la vivió con Shakira: "Yo tenía unos 6 años e hicimos un trato. Le dije: yo te canto y toco el cajón, pero luego tú me cantas a mí. Ella respondió: sí, sí, claro, pero por alguna razón no lo hizo. Se me quedó grabado". Su adolescencia fue mucho más complicada: "Se me juntó un poco todo: el impacto de venir de dos mundos tan distintos [el gitano y el payo] y no entender quién era. En esa época tan dura la música me salvó y empecé a componer escuchando a Amy Winehouse".

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Álvaro Gracia
Vestido de seda de CORTANA.

A los 17 aprendió sus primeros acordes de guitarra con Rosario: "Me enseñó su canción Qué bonito", y en las Navidades de 2017 regresó de Cambridge —donde pasó dos años estudiando Producción Musical— y tuvo su 'debut' soñado frente a sus padres. "Les canté mis primeras canciones y se emocionaron mucho", recuerda. Pero a la hora de hacerse artista no pudo evitar sentir el peso de la saga familiar: "Pensaba: ¿cómo voy a hacer música con todo el talento que hay a mi alrededor? Desde el principio busqué un estilo propio. Por eso mi nombre artístico huye de los apellidos". De su padre destaca "el talento, el arte, su carácter transgresor y su forma de educarme con tanta libertad", y de su madre "su manera de ayudarme a desarrollar la sensibilidad por la música y ser mejor artista". Le preguntamos cómo definiría su estilo musical. "Es una mezcla perfecta de mí misma. Mis referentes son Ketama, Rosario, 'El Pescaílla' y mi abuelo. Mis letras son muy personales, van casi hasta el desnudo".

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Álvaro Gracia
Cárdigan y top, ambos de punto de seda, de CORTANA.

Y al hacer un balance de sus sueños cumplidos se incorpora en la silla como un resorte. "Cuando llegué a Sony me preguntaron, ¿cuál es tu sueño? Te lo juro, tengo un papel donde está escrito: cantar en el WiZink Center con mi familia. Pues bien, el año pasado estuve allí acompañando a C. Tangana en su gira. Y vi a mi primo, a mi hermana, a mi cuñado, todos conmigo en el escenario. Y pensé: estamos aquí pasándolo tan bien. Este verano he vivido una gira con mi padre, y dentro de unos meses seré madre, que es el proyecto más importante de mi vida...". ¿Y hasta entonces?, se interroga. "Voy a seguir con los directos y tengo previsto sacar algunos temas con el productor Chus Santana. Y luego está ese asunto de Shakira: si me la cruzo uno de estos días prometo recordarle que aún me debe ese cante".

Peluquería y maquillaje: Helena Liébanas (Cool Producciones). Producción: Beatriz Martínez Velasco. Asistente de fotografía: María José Valido.