En 2013 el “Perro globo” naranja de de seis metros de alto creado por Jeff Koons (Pensilvania, 1955) se convirtió en la obra de arte más cara jamás vendida por un artista vivo. Se pagaron por ella 58 millones de dólares. “Me gustan los objetos que envuelven aire porque son un símbolo de nosotros mismos, que somos máquinas de respirar. Somos hinchables”. Explicó entonces el artista.
Varios “hermanos” de ese perro pueden verse en la retrospectiva que se muestra en el museo Guggeneheim de Bilbao hasta el 27 de septiembre. Cuando se cumple un mes de su inauguración, hablamos con Koons, quien responde al teléfono desde su estudio de Nueva York, una fábrica donde trabajan más de cien personas.
No ha viajado a Bilbao para el montaje ni para la inauguración. ¿Qué noticias le llegan sobre su exposición?
La han visto amigos de los que me fío absolutamente y que han visto también la retrospectiva cuando pasó por el Museo Whitney de Nueva York y por el Pompidou de París. Todos coinciden en que en los dos el despliegue era impresionante, pero en Bilbao hay algo único que tiene que ver con el espacio tan elegante y tan amplio que rodea cada pieza. Y, además, "Puppy" está aquí y eso da luminosidad a lo demás. Hace que todo funcione.
"Puppy" se ha convertido en un símbolo de la ciudad. ¿Qué efecto provoca en usted visitar la obra que creó años atrás?
Creé "Puppy" en 1992 y se exhibió por primera vez en Bad Arolsen, Alemania,. Después fue totalmente rediseñado, lo cree con una estructura de acero en vez de madera, y se exhibió de nuevo en Sidney. Desde allí fue enviado a Bilbao, y desde 1997 tiene allí su fantástica casa.Creo que el museo lo está cuidando de manera excelente y se conserva extremadamente bonito.
¿Conceptualmente ha evolucionado a lo largo de los años?
Poppy es el mismo porque es una obra sobre la polaridad del mundo. En él tenemos lo eterno como algo muy biológico, y también lo eterno como algo más espiritual y efímero. existen muchas polaridades en cada uno de nosotros: ¿queremos amar o ser amados?, ¿ domesticar a alguien o ser domesticados? ¿servir o ser servidos? Puppy establece este diálogo entre controlar o ceder ese control, y esto es inherente a la obra, sigue ahí, en un aspecto orgánico e inorgánico.
¿Qué aporta la arquitectura de Frank Gehry a su obra?
La institución y la arquitectura juegan un papel muy importante y creo que la escala de mis obras es perfecta en Bilbao, la arquitectura de Frank Gehry permite mostrarse a las obras en su estado ideal. El entorno siempre tiene un efecto, el lugar en el que te encuentres y el punto desde el que mires la obra hace que puedas encontrar sentidos muy distintos. En un espacio con poca luz donde coincidan varias obras tal vez encuentres el lado oscuro de las mismas, mientras en un entorno luminoso el conjunto resultará más brillante en todos los aspectos.
¿Qué hace que su obra conecte tanto con con el público?
Es accesible para casi todos. Existen muchas lecturas en ella, pero siempre hay alguna que llega de manera sencilla. Me gusta creer en un vocabulario absolutamente universal que nos permita a todos los humanos estar en contacto. Quiero contribuir a ese vocabulario y hacer cosas que tengan un valor más allá de mi mismo, que otra gente que mira pueda apreciar y recibir algún tipo de emoción o alegría que les enriquezcan en la vida. Eso es lo que es agradable del arte y eso es el arte.
¿Esta gran retrospectiva en tres de los museos de arte contemporáneo más importantes del mundo marca un punto de inflexión en su carrera?
Esta muestra me permite formar parte de una comunidad más amplia en la que establecer un diálogo sobre el arte. Para mi es fantástico ver todas estas obras reagrupadas y tener una perspectiva amplia de mi trabajo desde la distancia. Es una fuerza tremendamente positiva en mi obra que me permite sentirme re-energizado.
¿Qué balance hace?
En la vida siempre aprendes y acumulas diferentes experiencias, de algunas disfrutas y de otras no tanto, pero tratas de adaptarte si eres listo Quiero ser el mejor artista que pueda ser, me gustaría disponer de más tiempo y, sobre todo, haber tenido más cuando era joven para absorber cosas de otras disciplinas a las que no pude dedicar mucho tiempo como filosofía, psicología o otras estéticas. Me gustaría tener 10.000 horas más para disfrutar de una biblioteca y acumular más conocimiento.
¿Se ve trabajando hasta ser un anciano?
Me gustaría estar activo durante tres décadas más para llegar a conseguir todo lo que quiero lograr en mi vida artística . Si miras a Picasso y a sus últimos 80 y primeros 90 verás que fue entonces cuando hizo algunos de los mejores trabajos de su vida, con una absoluta libertad de gesto y un altísimo estado de consciencia. Me gustaría ser capaz de conseguir algo parecido.
Jeff Koons: retrospectiva. Hasta el 27 de septiembre en el Museo Guggenheim de Bilbao. www.guggenheim-bilbao.es.
