Una de las bandas emergentes que más va a llamar la atención en este 2018 es Superorganism y uno primeros singles se llama 'Everybody Wants To Be Famous'. Pues bien, el título de esta canción tan pop ejemplifica muy bien la esencia del ser humano, todo el mundo quiere (y busca) ser famoso.

La mayoría de las personas buscan la fama y piensan que, si la alcanzan, resolverán sus problemas materiales, sus problemas económicos o sus problemas personales. Lo curioso es que, también, la mayoría de esas personas nunca se paran a reflexionar sobre todo lo que ello conlleva, tanto para bien o para mal. Y este es el caso de la primera top model o super modelo de principios del s.XX, Audrey Munson.

Nació el 8 de junio de 1891 en Rochester (Nueva York) y, tras el divorcio de sus padres, se mudó con su madre a la Gran Manzana. Fue descubierta al más puro estilo del s.XX: el fotógrafo Ralph Draper se quedó prendado de ella cuando Audrey tan solo tenía 15 años e iba paseando por la calle.

La modelo Audrey Munson fotografiada en 1915.pinterest
Imagen cortesía de Library of Congress
Audrey Munson fotografiada por Bettmann en el año 1922.

A raíz de esto, Audrey conoció al escultor Isidore Konti que convirtió rápidamente en su musa de belleza clásica y proporciones perfectas. Pero Konti no fue su único admirador y, así, Muson comenzó a posar para numerosos artistas y escultores. Sirvió de inspiración para numerosas esculturas que se pueden ver actualmente en Nueva York y Manhattan como 'Civic Fame' realizada por Adolph A. Weiman en 1913. Si has estado paseando por Manhattan, lo más probable es que te hayas encontrado con alguna escultura con su rostro y no lo sabías. Por ejemplo, es Pomona, diosa romana de la abundancia, en la fuente Pulitzer Fountain que se encuentra en el Central Park.

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Keith Levit Photography para Getty Images.//Getty Images
Escultura de Pomona, la diosa romana de la abundancia. Detalle de la fuente Pulitzer Fountain en el Central Park de Nueva York.

Munson también sirvió de musa a artistas como Francis Picabia, escultores como Adolph Alexander Weinman y Daniel Chester French. Durante toda la década de 1910 a 1920, estuvo en lo más alto y todos los artistas más mediáticos del momento contaban con su belleza clásica como fuente de inspiración.

En el año 1915, el escultor Alexander Stirling Calder la eligió para que posases en su obra que iba a exponer durante la Exposición Internacional Panamá-Pacífico (PPIE). Por todo esto se mudó a Los Ángeles. En lo más alto de su carrera, era puesta en tela de juicio por su falta de pudor y su capacidad para posar desnuda. A ella las críticas o los comentarios negativos por su éxito le daban igual por lo que en su faceta de actriz protagonizó 'Inspiration', la película donde aparece el primer desnudo (no pornográfico) de la historia del cine de Estados Unidos.

Todo iba bien hasta que en el año 1919 se trasladó, de nuevo, a vivir en Nueva York con su madre. Su casero, el doctor Walter Wilkins se enamoró de ella, por lo que asesinó a su mujer para poder casarse con Audrey. Por todo el revuelo, se mudaron a Toronto, Canadá, donde la policía las encontró. Al final se descubrieron pruebas que inculpaban a Munson (de hecho, se suicidó en la cárcel) sin embargo, toda la mala publicidad y el revuelo hicieron que su carrera cayera en decadencia.

En el año 1922, cuando no consiguió levantar cabeza, intentó suicidarse bebiendo mercurio y debido a esto, comenzó su enfermedad mental y su paranoia. Al no saber asimilar bien el fracaso, decía que venía de la realiza europea y se hacía llamar a así misma la Baronesa Audrey Meri Munson-Munson. Con 39 años, en 1931, fue internada en su psiquiátrico por orden de un juez y, en 1996, falleció sola en un psiquiátrico a la edad de 104.

A pesar de que ya no está entre nosotros desde hace 22 años, su historia ha cobrado una nueva vida y está más vigente que nunca, ¿por qué? Se han publicado dos libros sobre ella, 'American Venus: The Extraordinary Life of Audrey Munson, Model and Muse' (1999) de Diane Rozas y 'The Curse of Beauty: The Scandalous & Tragic Life of Audrey Munson, America's First Supermodel' (2016) de James Bone. Sin embargo, no es solo interesante por esto.

Es importante reflexionar sobre la fama, la búsqueda de ella y cómo, sobre todo, mantenerla. Es fácil triunfar una vez, dos veces pero, mantener el prestigio y acertar a nivel laboral no es tan sencillo como pueda parecer. Así, durante una década, Audrey Munson ocupó y copó muchas de las obras más importantes del momento. Sin embargo, un golpe de mala suerte hizo que todo cambiase de un día para otro. Y ya no solo eso, las modas, que van y vienen, hicieron lo mismo con ella y la abstracción venció a la búsqueda del Clasicismo tan deseado. La fama mil digerida, las modas efímeras y las malas críticas pueden destruir no solo una carrera sino toda una vida.

Munson detestaba los tacones y los corsés y defendió que las mujeres fuesen vestidas de una forma sencilla y natural, acorde a sus necesidades, además, cuando todo el mundo veía mal el desnudo (incluso artístico) ella lo utilizó como su instrumento para trabajar.

“That which is the immodesty of other women, has been my virtue."

"Lo que es inmodesto para otras mujeres ha sido mi virtud."