El estrés, la ansiedad, los nervios y el ritmo frenético de vida que llevamos puede afectar tanto o más a nuestra piel como lo hacen una alimentación poco saludable o una rutina de cuidado facial que no se adecua a las necesidades de nuestra piel. Aunque la ciencia ya era consciente de que nuestro equilibrio mental afectaba directamente al aspecto de nuestra epidermis, esta realidad se ha ido haciendo más evidente que nunca en los últimos años. Pero, ¿cuál es la razón que explica esta realidad?

El hecho de que la epidermis sufra cuando estamos expuestos a altos grados de estrés, ansiedad o incluso depresión lleva siendo investigado por el National Institute of Medicine's Library of Health desde hace ya más de tres años; Unas investigaciones que han adquirido mayor relevancia a causa de la pandemia y que han hecho que se comience a hablar de la psicodermatología a nivel mundial.

¿Qué es la psicodermatología?

Partiendo de la dermatología tradicional (en la que se estudia el cuidado de la piel), la psicodermatología se aproxima al tratamiento de la misma desde un ámbito psicológico. De hecho, la dermatóloga y psiquiatra Amy Wechsler lo tiene claro: "La reducción del estrés hace que aumente nuestra producción de colágeno, lo que puede ayudar a la desaparición de arrugas y a que las células se regeneren". La psicodermatología es una disciplina médica cada vez más extendida en los Estados Unidos y que a parte de los tratamientos tradicionales de la dermatología se ayuda de terapias psicologías, tratamientos wellness y body positive e incluso de disciplinas como el yoga y la meditación.

"En términos simples, la psicodermatología es una especialidad médica que se encarga del diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de aquellas patologías resultantes de la interacción mente-piel", cuenta el Dr. Julio Torales, coordinador del grupo de investigación Salud Mental y Ciencias del Comportamiento de la Universidad Sudamericana. Sin embargo, la Dra. Catalina Poza Santos explica que, "entre los problemas dermatológicos que empeoran o son producto de determinadas alteraciones psicológicas nos encontramos con los eczemas, la rosácea, la psoriasis, la dermatitis tanto atómica como seborreica, el acné, la alopecia emocional o nerviosa... Y todos ellos empeoran o aparecen con cuadros importantes de estrés, ansiedad y/o depresión".

¿Por qué se lleva a cabo la psicodermatología?

Cuando se abordan tanto los aspectos físicos como los emocionales de las afecciones que hemos mencionado con anterioridad, se mejora la calidad de vida de los pacientes y se promueve la curación de dichas patologías a largo plazo. Y, a pesar de que haya diferentes formas de abordar la psicodermatología, el tratamiento consiste, principalmente, en combinar enfoques médicos y psicológicos para abordar los síntomas físicos y emocionales de las afecciones de la piel. La Dra. Leticia Alonso Castro, especialista en el cuidado de la piel, existe cuáles son los tratamientos más comunes:

La terapia cognitivo-conductual (TCC)

Esta terapia sirve para ayudar a los pacientes a detectar y cambiar aquellos pensamientos y comportamientos negativos con respecto al estado de su piel.

Las técnicas de relajación

"Las técnicas de relajación y del manejo del estrés como la meditación y la respiración profunda sirven para reducir la ansiedad, mejorar el bienestar emocional y evitar que estos factores desencadenen en brotes o agraven ciertas patologías cutáneas como el acné, la psoriasis o la dermatitis atópica", explica Alonso.

El autocuidado

Otro aspecto que debemos tener en cuenta es la importancia de la educación sobre el autocuidado de la piel así como la adherencia al tratamiento médico recomendado por el dermatólogo. En ocasiones, al no conocer cuáles son las necesidades de nuestra piel, incluimos en nuestra rutina facial cosméticos que no necesariamente contienen los mejores ingredientes para cuidar nuestra piel. Por esta razón, es esencial consultar a un especialista antes de utilizar cualquier cosmético.

Los tratamientos dermatológicos convencionales

"En este caso, nos referimos a los tratamientos dermatológicos convencionales. como medicamentos tópicos o sistémicos, según sea necesario para controlar los síntomas cutáneos".