10 volcanes activos para turistas sin miedo

Como apenas tiene unos 360 metros de altura, este monte de la isla de Vanuatu es perfecto para quienes quieran iniciarse en la subida a volcanes en activo. El cráter es circular, con 400 m. de diámetro, y dependiendo del peligro, como en las playas con las banderas de colores, el Gobierno del microestado decide si se puede o no subir, sobre todo porque no hay observatorios.

El Cuerno de África es uno de los lugares más desoladores del planeta, y concretamente la depresión de Afar se lleva la palma, pues es la zona más caliente de la Tierra, con áreas ricas en ácidos sulfúricos en estado líquido, así como un lago de lava permanente: el del volcán Erta Ale. Está considerada una excursión muy peligrosa (desgraciadamente, más por los terroristas que por la lava).

El que es el cono volcánico más vertical del planeta permite fotografías de vértigo y paisajes que parecen sacados de 'Dragones y Mazmorras' o 'El Señor de los Anillos'. Pero existe, en pleno Parque Nacional de Obo, y se eleva en medio de una tupida selva por más de 300 metros de altura. Escalarlo es tan peligroso como emocionante para los más experimentados y su base tiene multitud de flores raras.

Es el volcán activo más cerca de la Península Ibérica, así que basta un fin de semana para visitarlo. En invierno es incluso posible esquiar allí, aunque lo más interesante es ascender a la cumbre. Al borde del cráter (que en realidad son tres pegados), a 3.250 metros, se ven las fumarolas, los humos rojos y grises y se siente un insoportable olor a azufre. Mucho mejor tapear en Sicilia.

Esta isla del mar de Filipinas apenas mide 3,5 x 2,5 km., pero es un terreno suficiente para que haya una aldea de 200 personas, que se ha fundado en el cráter de un volcán aun activo. De hecho, son dos volcanes, pues hay uno dentro del principal. Con una sauna geotérmica en el centro, es el pueblo más pequeño y menos poblado de Japón y solo se puede llegar en barco o helicóptero.

La diversidad natural y paisajística de Costa Rica no conoce límites. Además de selvas y playas de ensueño, no falta un volcán con fumarolas en activo. Es el del Poás, de tipo basáltico y que se alza a 2.708 metros de altura. El cráter principal tiene 1,5 km. de diámetro y 300 m. de profundidad, y en el fondo una laguna rica en azufre y ácidos. Toda una ruta de senderismo entre fumarolas de gases.

Vértigo y adrenalina se funden enel cráter del volcán Pucón en Chile, aun activo y del que se dice que alberga el salto al vacío más caro del mundo. Y no porque cobren entrada, sino porque para llegar hasta la plataforma es necesario alquilar previamente un helicóptero. La cuerda se tensa a 140 metros de la lava y poder llevar a cabo la experiencia extrema implica un desembolso de más de 10.000 €.

Es uno de los volcanes más activos del mundo y la lava sigue fluyendo, de ahí que, si hay peligro, en vez de hacer una ascensión al que es el punto más alto del Océano Índico con 3.070 metros de altitud (la cumbre se alcanza en unas cuatro horas) haya que conformarse con subir hasta un mirador desde donde se puede ver el magma humeante, que desciende hasta el mar en forma de río.

Al sur de Guatemala y cerca de la costa del Pacífico, el Pacaya se eleva a más de 2.500 metros. Su última erupción fue hace pocos meses, de ahí que uno nunca pueda confiarse (aunque no tan violenta como la de 1965). Situado en un Parque Nacional, solo dista 47 km. de la capital y su ascenso es sencillo, de ahí que sea una excursión popular, más cuando se comprueban las vistas de la zona, muy hermosas.

No son pocos los Estados volcánicos de Estados Unidos, pero el de Hawái destaca por su actividad. Entre los volcanes más visitados se encuentra el Kilauea, en la Isla Grande. Cuenta con su propio centro de visitantes y es de los pocos en los que se puede apreciar el magma en su estado más peligroso: fundido. Hay visitas de menos de 3 horas, así como otras de 5, que incluye la colada de lava.