Cuando tienes ganas de comerte la cabeza, te basta el canto de un duro para hacerlo hasta quemarte el cerebelo. En realidad no te ocurre siempre, pero claro, cuando Venus se alinea con Plutón, te sube el termómetro paranoico. Y esa alineación interestelar suele darse, casualidades de la vida, al día siguiente de haberte acostado con alguien y que ese alguien te pidiera el teléfono y dijera las palabras malditas: “TE LLAMARÉ”.

El escalofrío que te recorrió el cuerpo cuando te pidió tu número ya fue la primera señal, pero caíste en la trampa. Y con todo el equipo. ¡Quién te mandaría a ti no hacer caso de tu instinto de supervivencia! Lo malo no es que se lo dieras (el número), lo peor es que encima le creíste y, como sigas así, el Apocalipsis te pillará esperando esa llamada.

Sólo hay una respuesta posible para que te dijera que te llamaría y aún no lo haya hecho, pero antes de entrar en ella, vamos a analizar la serie de catastróficas desdichas que te han puesto en esta incómoda y desesperante situación:

1-Da igual si lo conociste anoche o si lleváis un par de días viéndoos. El caso es que apenas os conocéis, acabásteis en la cama y, tras el fragor de la batalla, te dijo que te llamaría. Te pareció un poco raro, pero tenías la oxitocina a tope y, en ese momento, esas dos palabras sonaron como música celestial. El sexo tiene ese poder analgésico, te atonta y hace que bajes las compuertas. Tú no sólo las abriste, sino que dejaste entrar a la caballería entera: te tragaste el anzuelo.

2-Al día siguiente le empiezas a dar a la lavadora. Comienza el peliculón. Cuando me lo dijo, ¿hablaba él o la testosterona postcoital (suponiendo que es él, en caso de que sea ella, recomendamos leer el texto haciendo el sencillo ejercicio de cambiar los géneros)? Nah, seguro que iba en serio. Lo dijo "muy de verdad"... ¡Pero si fue cosa suya, no mía! Claro que me llamará, pero no hoy.

3-Has tardado sólo media hora en concluir que te llamará el miércoles. Esa regla absurda de llamar a mitad de semana, ni un día antes ni uno después. Esa norma ridícula que el 99% de la humanidad occidental lleva grabada a fuego en el código genético. ¡Y aún la aceptamos como excusa!

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4-Para un segundo: es necesario que sepas cuál es el instante de inflexión en toda esta historia. El punto de no retorno fue justo en ese momento, cuando te alegraste al pensar que te llamaría el miércoles. A partir de ahí, nada bueno puede pasar. Acéptalo, compréndelo y evita futuros dramas. Muerte a los miércoles.

5-Los cuatro o cinco días que pasan hasta el miércoles los llevas bien. Miras el móvil de soslayo, pero te sonríes para adentro, porque ya sabes el día que sonará.

6-Llega el miércoles. Por la mañana no te ha llamado porque, claro, estará trabajando. Por la tarde, seguro que juega a fútbol-o-lo-que-sea. Llamará por la noche.

7-Meeeeeec. Ya es la noche del miércoles y tu móvil suena menos que el teléfono de ET.

8-Empiezas a pensar que la loki-regla del miércoles se puede extender hasta el jueves. Claro, el jueves también es un buen día, perfecto para los rezagados.

9-El grado de desesperación empieza a subir, porque el jueves, claro está, tu móvil no suena ni por una llamada de Vodafone. Y aquí viene cuando empiezas a recapitular cada minuto y cada segundo de la noche que pasásteis juntos. ¿Estábamos en la cama cuando me lo dijo?¿Fue al principio o al final de la noche?¿Me lo preguntó mientras se ponía los pantalones?¿Cuando se metía los zapatos?¿Pestañeó?

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10-Necesitas comentar todos esos detalles con alguien. Llamas a una amiga.

11-Ella te escucha al principio con mucha atención, porque es muy buena persona, pero la conversación acaba desvariando. Le preguntas una vez qué piensa, cómo lo ve, qué cree que ha podido pasar...Cuando ya le has preguntado lo mismo 20 veces, tu amiga, que es una santa, ya lleva un rato en piloto automático haciendo como que te escucha. Tú estás en bucle y vuelves una y otra vez a los mismos detalles, hasta el agotamiento.

12-Llamas a otra amiga y tres cuartos de lo mismo. Ahora hasta tú estás agotadísima.

13-¿Y si lo llamo yo? A lo mejor le ha entrado un arranque de timidez y espera que le llame yo.

14-Mejor le envío un Whatsapp.

15-Un click en el mensaje.

16-Doble click...

17- ¡DOBLE CLICK AZUL!

18-Y no contesta. Pasa un día y otro y otro y tú ya estás mareada de pensar en por qué demonios no contesta. Te has inventado mil teorías posibles (¿Y SI ESTÁ EN COMA?), pero aún conservas cierta esperanza.

19-¿Y si le mando otro Whatsapp? Primero se lo preguntas a tus amigas, a ver cómo andas de apoyo. Y hay quorum: ¡NI SE TE OCURRA! ¿Estás tan desesperada que ahora vas a empezar a acosarlo?¿Lo próximo qué será?¿Esperarlo en el portal de su casa con un cuchillo de cocina japonés en la mano?

20-Una de tus amigas, la mejor de ellas, te recomienda que te desinstales Whatsapp. Y tú casi le haces caso.

21-Han pasado varias semanas desde el Día Cero. Ya has desistido de pensar en el tema por puro agotamiento. La desesperación cansa muchísimo. Y lo peor es que aún no sabes por qué no te llamó (¡Si te dijo que lo haría! Bah, seguro que está en coma). Pero ya te da igual, te entra la migraña mala sólo de pensarlo, así que decides quedarte con esa incógnita para los restos de tu vida.

RESPUESTA: Es muy sencillo, como dijo Miranda en Sexo en Nueva York a unas jovencitas en las escaleras del MET: "Si no te llama, es que pasa de ti. Acéptalo ahora y te ahorras mucho tiempo y energías".

O como me dijo mi hermano: "Nena, se la pela".

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