Bienvenidos a "una comunidad que reúne a consumidores comprometidos para acceder directamente a productores locales y que, aparte de vincularlos, hace que éstos den salida directa a sus productos y no se pierdan a través de intermediarios".

Eva Pulido, ecoemprendedora y coordinadora de La Colmena que Dice Sí, define de esta forma lo que es un grupo de consumo. Una opción distinta (nunca excluyente del resto, como bien son conscientes desde La Colmena) y en auge en la actualidad con el fin principal de consumir productos sanos y de nuestra tierra.

"Actualmente el 80% de los productos locales se exportan mientras que aquí consumimos sólo el 20% en pro de los productos de fuera", explica Eva. "La globalización ha traído muchas cosas buenas como esa oferta tan variada y accesible proveniente de otros países, pero yo sueño con que esos porcentajes se inviertan en un futuro", añade.

Así pues, un grupo de consumo no se limita al tema de mantener una alimentación más sana, porque para eso también existen tiendas especializadas en productos ecológicos y naturales, si no que va más allá. Se trata de un cambio social, una especie de lucha contra un sistema imperante.

Los orígenes en España se remontan a finales de la década de los 80 y los 90, según la Confederación Nacional de Trabajo (CNT). Grupos como El Brot (Reus, 1987) o El Encinar (Granada, 1993) se crearon por cuestiones fundamentalmente políticas en apoyo al Sindicato de Obreros del Campo.

Sin embargo, no es hasta el 2000 cuando comienzan a despuntar. La concienciación de los ciudadanos en lo que respecta a la industria alimentaria es fundamental en este boom. ¿Qué estamos comiendo realmente? ¿A quién estamos dando nuestro dinero? (importante, además, cuando la crisis apretó a la mayoría de los países europeos).

Barcelona está en el top. Acoge un total de 59 grupos de consumo que abastace a unas 1700 unidades familiares, más de 3500 personas, según datos correspondientes al 2016 de Xarxa D’Economia Solidària (XES). A lo que se une que entre el 2013 y el 2015, este tipo de consumo creció en un 4,7%.

En el caso de La Colmena que Dice Sí, originaria de Francia y presente actualmente en Reino Unido, Italia, Alemania, Bélgica y España, surgió porque en el 2013 "los fundadores tenían una necesidad a nivel particular. Al consumidor le costaba encontrar productores de la zona, lo que no tenía sentido, además de que anhelaban ese contacto directo con los mismos".

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Esta es la clave fundamental en la mayoría de los grupos de consumo como, por ejemplo, el caso de EcoDelicias (zona Arganzuela, Delicias, Lavapies… en Madrid). Sin embargo y en la práctica, cada uno tiene sus particularidades.

Éste último cobra una cuota de socio de 15 euros al año y se basa fundamentalmente en una oferta básica que incluye hortalizas y verduras frescas, frutas, pan, huevos y lácteos. Se trata de un grupo nuevo con miras a ampliar esta selección de productos en un futuro próximo. Los pedidos se pueden hacer de manera semanal o quincenal, tanto vía on line como presencial un día a la semana en un horario determinado.

Lo mismo que sucede en cuanto a la recogida en La Colmena. Pero sólo en el caso de la recogida, un día y en un local concreto, siempre dependiendo de La Colmena a la que el cliente esté suscrito (puede hacerlo hasta un máximo de tres: "Cerca del trabajo, otra al lado de casa…", explica Eva; "ofrecemos libertad y facilidades, por lo que tampoco hay cuota de socio ni pedido mínimo".

De hecho, esto lleva a que el perfil de su clientela sea muy variado: "Desde gente de 22 o 23 años que hacen pedidos pequeños e irregulares en el tiempo, pasando por familias jóvenes bastante asiduas y hasta llegar a personas de 50 y 60 años no tan familiarizadas con internet, pero a las que les interesa comprar productos sanos".

Y es que cada uno al final tiene sus propias necesidades y de ahí que hayan surgido paralelamente a este fenómeno asociaciones como Grupo A Grupo, perteneciente a Sodepaz.

"Defendemos los y las pequeñas productoras del norte y del sur del mundo, para que se mantenga la actividad en el campo con criterios de la agroecología. Por esta razón hemos diseñado y puesto en marcha este proyecto para que los y las productoras agrícolas ecológicas del estado español, encuentren un nuevo canal de comercialización a través de consumidores sensibilizados y organizados en grupos de consumo", detalla Federica Carraro, una de las personas al frente del mismo.

Ellos crean "redes para que más gente pueda unirse a grupos de consumo existentes o pueda crear otros nuevos con compañeros, vecinos y/o amigos", tal y como reza su página web. A su vez, dan la posibilidad a productores de promocionar sus productos, comunicarse con los grupos y/u otros productores así como facilitan los pedidos.

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Puesto de productos ecológicos de Sodepaz

A.N. (periodista, 33), por ejemplo, tiene claro qué tipo de grupo de consumo va con ella: "Primero estuve en uno de esos que pagas un precio fijo al mes y cada semana te dan una cesta con lo que hayan producido esos días; aquello no funcionaba para mí porque no soy tan cocinillas ni tengo tanto tiempo para aprovechar lo que daban", más recomendable para familias y/o grupos grandes. "Luego descubrí La Colmena, donde los pedidos son a la carta, pero que también fomenta el comercio de proximidad".

Pablo (guionista, 41) y Sandrine (emprendedora y al frente de un catering, 44) son pareja y padres de una niña. Viven en Pedrezuela (Madrid) y hace nueve años decidieron montar su propio grupo de consumo a pequeña esquela con un total de ocho familias de confianza y de la zona. Para ellos, es el número ideal.

No tienen fines lucrativos ni de expansión. Su objetivo principal es "llevar una alimentación sana y sostenible procedente directamente de los agricultores y productores de la zona así como limitar la compra en supermercados, grandes superficies y corporaciones", explica Sandrine, presidenta.

Al contrario que en otros grupos de consumo, ellos han creado una empresa con su propio CIF, ya que así "de cara a Hacienda es mucho más sencillo". Y cada uno tiene sus propias tareas a realizar que van rotando para sus habituales pedidos quincenales: "Uno se encarga de elaborar la hoja de Google Docs con los pedidos de cada familia, otro lleva las cuentas, también está el que organiza las cajas/cestas y el que está pendiente del whatsapp del grupo para cuadrar lo que falta…".

La decisión de agruparse fue muy en parte por la reciente maternidad y las preocupaciones de llevar una vida sana que ésta conlleva así como el incremento del gasto en alimentación y productos básicos: "Queríamos encontrar una fórmula para comprar más barato, ya que los productos ecológicos nos salían carísimos a nivel individual". ¡Y voilà!

Cierto es que con el ritmo frenético de las sociedades occidentales es complicado, tal y como cuenta Eva (La Colmena), que caminemos hacia un futuro en el que sólo exista este tipo de consumo.

Ella es la primera consciente de las ventajas que ofrecen las grandes superficies y supermercados, pero sí que la anexión a estos grupos de cada vez más personas en los últimos años unido a la igualmente creciente demanda de más claridad y menos química de los consumidores, hacen que al menos caminemos hacia una sinergia de ambas formas de consumir. Y cuantas más opciones y libertad se ofrezcan desde estos grupos, mejor: "La clave es que nadie se sienta en un compromiso ni excluido".

A lo que Federica (Sodepaz) añade: "Aventurarse a afirmar que pueda llegar a sustituir otro tipo de consumo, me parece excesivo. Sí que la pérdida de las pequeñas tiendas en los barrios, proceso que va en aumento exponencial, podría ser contrarrestada por este movimento de los grupos de consumo".