A veces unos tacones son sólo un par de zapatos, otras, un fetiche inconfesable y objeto de colección y, en muy pocas ocasiones, un elemento que causa una revolución. Probablemente te parezca algo bastante exagerado, sin embargo, no es así. A comienzos del año pasado, más o menos, se hizo conocida la noticia de Nicole Thorp. Esta joven actriz de (por aquél entonces) 27 años, fue contratada por una agencia de trabajo temporal para realizar las funciones de recepcionista en la empresa PwC en diciembre del año 2015.

En el mes de mayo del año 2016, se hizo viral la noticia en la que se explicaba que Thorp había sido despedida de su lugar de trabajo por negarse a llevar zapatos de tacón. Aunque en las noticias se dice que fue mandada a su casa sin paga, la realidad es que fue despedida por no querer seguir las normas de vestimenta. Ella argumentaba que pasar tantas horas al día, de pie, acompañando a los clientes a las sala de reuniones y/despachos, con tacones de 10 centímetros, era malo para su salud física y mental.

La empresa de trabajo temporal que la sub-contrató, Portico, argumentó que ella había firmado un código sobre indumentaria, aunque la empresa asegura que no es obligatorio ningún tipo de uniforme a la hora de trabajar. Desde su primer día de trabajo, Thorp explicó que prefería trabajar con zapatos planos, ya que el estar a jornada completa sobre tacones altos, le resultaba doloroso. Si me pueden dar una razón por la cual no puedo hacer mi trabajo con zapatos planos, perfecto. Esto es lo que ella argumentó y, a lo que PwC no supo ni pudo darle respuesta. Todos estos sucesos ocurrieron en diciembre del año 2015, pero no fue hasta el 11 de mayo del 2016 que Thorpe comenzó una petición de recogida de firmas para que el Parlamento de Reino Unido hiciese ilegal el obligar a las mujeres a llevar tacones altos en su lugar de trabajo.

xView full post on X

Pues bien, lo que comenzó como una pequeña petición on-line consiguió reunir más de 150.000 firmas. El 6 de marzo de este año fue presentado el texto anteel Parlamento de Reino Unido para que se estudie la posibilidad de prohibir la obligación de utilizar tacones altos en el lugar de trabajo.

Está claro que todo es importante no solo por un par de tacones altos. Como siempre ocurre con los símbolos, hay un trasfondo implícito mucho más relevante y trascendental de lo que podamos pensar. La queja de Thorpe y de todas las firmantes, se refiere a que muchas empresas exigen que te tiñas el pelo (a ser posible rubio), que no se vean las raíces, no llevar adornos florales en el pelo y, si puede ser posible, ropa ajustada con escote para (en el caso de mujeres en las ventas) vender más y captar a más clientes.

Es curioso porque en una ciudad como Londres donde, por ejemplo, los arquitectos pueden ir a trabajar calzando deportivas Nike pero no pueden llevar pantalones vaqueros, existan normas tan estrictas como las que Portico (la empresa de trabajo temporal) daba a sus trabajadoras. Al final del artículo de The Guardian puedes leer las cosas que querían ver como empresa y las que no.

Por ejemplo, con respecto al pelo, querían ver un buen pelo teñido de forma regular sin raíces. Lo que no querían ver, accesorios florales en el pelo, raíces largas o el pelo con gomina o gel. En cuanto al maquillaje, querían ver pintalabios, máscara, sombra de ojos y polvos. ¿Lo que no querían ver? Una cara sin nada de maquillaje, brillos o purpurina (cosa de sentido común). Y, así, un largo listado con respecto a las manos, las uñas, las medias, los tacones, etc.

Es lógico que ciertos tipos de trabajo requieran un tipo concreto de vestimenta. Sectores como la hostelería, la hotelería, la atención al público, etc, requieren un calzado adecuado no solo a la estética si no también a la salud física de los trabajadores.

Si crees que algo así no ha tenido relevancia suficiente (porque que el Parlamento de Reino Unido esté estudiando la propuesta te parezca poco) en otros países, ya se ha prohibido el obligar a utilizar zapatos de tacón. La provincia de Columbia Británica (British Columbia) de Canadá, ya ha vetado que los tacones sean obligatorios en el lugar de trabajo.

Es más que obvio que todavía queda mucho por cambiar, sin embargo, este es el primer paso para dejar de cosificar o sexualizar a cualquier persona por su apariencia o su forma de vestir y que, poco a poco, se empiece a valorar a las personas por su forma de trabajar y su talento (cosas que no se pueden fingir). Y no por su apariencia y/o su forma de vestir (cosas que sí se pueden fingir e, incluso, falsear).