La lucha de Angelina Jolie contra las desigualdades y la violación de los derechos humanos es una de las más fuertes por parte de una actriz. Activista reconocida, Angelina tiene ahora una nueva misión: conseguir que la violencia sexual sea considerada arma de guerra. Este asunto es lo que ha centrado su último discurso ante la conferencia de ministros de Defensa sobre las misiones de paz de la ONU, celebrada en Vancouver.

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Angelina, que sigue muy de cerca los confictos que afectan a Birmania, entre otros, puso de ejemplo en su argumentación las violaciones masivas de las las refugiadas rohinyás. Unos detstables actos que, como ha asegurado, más que un cariz sexual su objetivo es el de torturar y y aterrorizar a la población.

Jolie ha alzado la voz para denunciar las violaciones que se cometen como acto de guerra, asegurando que sus consecuencias son duraderas y destructivas. Por ello, Angelina ha pedido ante los ministros mundiales que la violencia sexual sea perseguida, castigada y e "incluida en las negociaciones de paz". "Tenemos las leyes, las instituciones y la experiencia para recoger las pruebas. Lo que no hay es la voluntad política", ha concluido Angelina.