A Miriam Sánchez (Madrid, 1996) ser diferente la ayudó a ser mejor. Diferente, que no rara. Y, sobre todo, fiel a sí misma. "Me considero bastante segura y leal a mis principios, pero eso no quiere decir que no tenga inseguridades —dice la modelo mientras mira fijamente a la cámara en esta sesión de fotos—. Suena contradictorio, ¡pero así soy yo!". Y es que, para esta chica andrógina a quien las etiquetas sólo le pueden interesar bajo un contexto determinado, se ha ganado por derecho propio su lugar en el mundo de la moda. Hoy, cuando el espacio fashionista aboga por un nuevo lujo, el de la sencillez, la naturalidad, la determinación y ser siempre quién eres, ella ha ganado esta batalla casi sin aspavientos, desde su arrolladora personalidad y casi sin ideas preconcebidas.
Cuando una chica de 17 años —y tras posar bajo el objetivo de Gorka Postigo, porque pidió modelos para Davidelfin— consigue ser la española que pisa todas (y digo todas) las pasarelas del mundo de la noche a la mañana convirtiéndose en la modelo de campaña de Louis Vuitton y encandilando a gran parte de la industria, ese altavoz pesa demasiado. Pero también es el altavoz necesario para conquistar algunas luchas. Miriam, desde esta plataforma que la moda le ha dado, no sólo aboga por la sencillez, esa delicada naturalidad que viene a ser la nueva era del lujo, sino que también no ha dejado pasar la oportunidad para visibilizar su lucha por la igualdad, la inclusividad, el feminismo y el amor libre.
Así lo hizo ya en las páginas de esta revista, cuando posó junto a su pareja, Alba Delgado, para demostrar que la naturalidad —y el amor propio— siempre gana: "Feminismo es la igualdad entre hombres y mujeres, y en casa siempre nos educaron en igualdad. Aún así, creciendo en condiciones favorables, te encuentras con dificultades, ante estereotipos y roles de género sobre los que la sociedad debemos trabajar y que tanto mujeres como hombres se sientan libres de mostrarse tal y como son. Hay que dar la libertad y educar para que una mujer se sienta fuerte, segura, independiente (...). Nosotras intentamos dar ejemplo desde nuestra vivencia, respetando la diferencia, promoviendo la igualdad e intentando eliminar prejuicios", aseguraron.
Habla de la moda como "un trabajo al que cada vez tengo más cariño" y quizá por eso, por su visión relajada de un mundo que en absoluto lo es, su personalidad sigue brillando por encima de todo adorno. "Siempre tuve muchas dudas con esto. Me daba mucho vértigo, no sabía si realmente estaba tomando el camino correcto, pero algo me ha impulsado siempre a seguir adelante", apunta.
En estos cinco años de vida acelerada, esta es la primera vez que la madrileña protagoniza una portada de Harper’s Bazaar. Es el momento perfecto, en un número como este, y presentando la nueva colección de Alta Joyería de Cartier en los jardines de un palazzo de la región italiana de Lucca. Las piezas brillan en sintonía con su personalidad, nunca haciéndole sombra. Se desenvuelve con facilidad entre una tiara y un conjunto de punto naíf de Miu Miu, dándole un cierto toque grunge; pero también con un delicado traje de Fendi o con un sastre ochentero de Saint Laurent. Un carácter como el suyo consigue que el entorno se adapte a ella, nunca al revés. Porque, aunque Miriam, oculta tras una cierta timidez, siga pensando que esto que hace es un trabajo como otro cualquiera, lo cierto es que ella tiene ese algo que convierte a una modelo en mucho más que una maniquí. Es el halo de una nueva era en la industria del lujo, en la que Miriam brillará —seguro— eternamente. Como las grandes. Con esta belleza tan especial, que no sólo luce por fuera, también, y sobre todo, en su interior.
Peluquería y maquillaje: Cynthia De León (Cool Producciones). Producción: Beatriz Martínez Velasco. Asistente de fotografía: Enrique Escandell. Asistente de estilismo: Diego Serna. Modelo: Miriam Sánchez (Traffic Models)