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"Las protagonistas son ellas", sentenciaba sin dudarlo Eva Vizcarra mientras conversaba con su equipo sobre qué iban a ponerse para el estreno de Mujeres sin censura, documental que ha dirigido y que se estrenaba en la capital madrileña la misma noche de esta entrevista. "¿Falda o traje de chaqueta?", las cuestiones estilísticas parecen importar poco cuando el objetivo que les reúne es contar la historia de las mujeres que protagonizaron el, para muchos poco recordado, cine del destape. Aquellas décadas de los setenta y los ochenta en las que el cuerpo desnudo de una mujer copaba las carteleras españolas.
Hace falta desempolvar recuerdos y dejar a un lado los prejuicios para sentarse a repasar esta etapa de nuestra historia. Porque fue real: un día fuimos esa sociedad que exigía a las actrices que se desnudasen si querían salir en la gran pantalla para, luego, trasladarlas a la palestra del enjuiciamiento público. No fueron pocas las actrices que vieron cómo se formaban grandes colas para ver sus estrenos, pero luego tenían que escuchar repetir sus nombres en contextos conversacionales poco halagadores por atreverse a mostrar sus pechos sin vergüenza.
Pero, ¿fueron víctimas de un sistema que se aprovechó de la efervescencia del momento para hacer negocio con la imagen de sus cuerpos o fueron musas del empoderamiento moderno? Lo cierto es que Josele Román, Teresa Gimpera, Claudia Gravy, María José Goyanes, Eva Lyberten, Sandra Alberti... —protagonistas del destape y de este documental—, no fueron únicamente el reflejo de una sociedad dividida entre la modernidad y el conservadurismo de la Transición Española. También fueron las primeras en inaugurar ese largo camino de lucha por libertad sexual y la defensa de sus derechos por el que tantas otras actrices vinieron tras ellas después. Esta es su historia.
HARPER'S BAZAAR: ¿Cómo definirías la época del cine de destape para las generaciones más jóvenes donde la industria del porno está a la orden del día?
EVA VIZCARRA: Yo lo definiría como una época absolutamente horrorosa para el cine español. Pero me he dado cuenta, después de rodar el documental, que también fue absolutamente necesaria. Significó mucho para las mujeres de mi generación. Cuando haces una película, una de las primeras premisas que te planteas es: '¿Es necesario que yo cuente esto?'. Y yo creo que sí, es necesario que se dé visibilidad a esas mujeres que no lo tuvieron nada fácil.
HB: ¿Qué te inspiró a realizar Mujeres sin censura?
EV: Yo estaba preparando, y sigo en ello, un documental sobre Eloy de la Iglesia. Cuando empecé a ver sus películas para preparar el guion, descubrí La criatura (1997) y me pareció una absoluta locura. Vi a Claudia Gravy y comencé a pensar en qué había sido de todas esas mujeres que habían tenido tanto protagonismo a nivel social. Luego vi Los años desnudos de Félix Sabroso (que también está en el documental) y me pareció que se tenía que tratar bien el papel de ellas.
HB: Es una historia de mujeres, dirigida y contada por mujeres, ¿por qué es importante que esto sea así?
EV: La historia está contada por mujeres, pero también por los hombres que vivieron la época del destape. En principio iban a ser solo mujeres, pero me pareció que le iba a dar más fuerza y que, de alguna manera, iba a ser menos panfletario si también se apoyaba con los argumentos de ellos. Pero no quería darles el mismo protagonismo, por eso lo planteé como una conversación en una sobremesa, por aquello de la vanidad masculina que se viene arriba cuando están juntos. Pero creo que sí es importante que lo contáramos un equipo de mujeres, porque entendemos mejor lo que puede significar salir de tu casa, irte a trabajar y el guion exija que te desnudes.
HB: Susana Estrada, Bárbara Rey, Bibiana Fernández… son algunos de los nombres más recordados de la época. ¿Cómo fue el proceso de selección de las actrices que aparecen en el documental?
EV: Cuando dirijo o produzco documentales, procuro llamar a todo el mundo para intentar ser lo más objetiva posible. No dejamos a ninguna por llamar y, aunque muchas nos dijeron que sí, otras terminaron por decirnos que no el día antes de la entrevista. No querían acordarse de esa época, para ellas era muy doloroso.
HB: Imagino que no debió ser fácil rodar y rememorar todas esas experiencias en la viva voz de sus protagonistas, ni para el equipo ni para ellas…
EV: Fue bastante impactante, porque no nos lo esperábamos tan crudo. Nos contaban como habían recibido amenazas de muerte, acoso callejero... Fue algo tremendo. Hubo muchísimos momentos de emoción, de no poder evitar las lágrimas, pero también de silencio. La verdad es que fue un rodaje difícil, pero a la vez ellas fueron súper generosas. Me dieron muchísimo más de lo que yo era capaz de pedirles, había veces que no quería entrar en ciertos temas, pero ellas se abrieron en canal. Por esa parte, fue maravilloso.
HB: Al comparar el cine de destape con el cine español actual, ¿cuáles son los principales cambios que observas en términos de representación de la sexualidad y la imagen de la mujer?
EV: Yo creo que ahora las actrices se desnudan porque la historia requiere ese desnudo y se valora en el guion, no porque lo exija. Ahora las historias tienen mucho que ver con la figura de la mujer, con toda la represión sexual que hemos tenido como mujeres. Entonces, si una actriz tiene que desnudarse, se trata con delicadeza y con criterio, no porque sin él la película no se vendería.
HB: Sobre las protagonistas, ¿fueron musas del empoderamiento moderno o víctimas de un sistema que se aprovechó del momento de cambio social para hacer negocio con la imagen de sus cuerpos?
EV: Fue el sistema totalmente el que se aprovechó de ellas para generar un negocio que en ese momento era el cine, el teatro y las revistas. Pero ellas también se lo facilitaron a todas las mujeres que han venido después. Porque a partir de los 80 se empieza a hacer un cine donde, evidentemente, las actrices se desnudan, pero el desnudo no es el protagonista de la película, que era el problema que tenía el cine del destape.
HB: En los años 70 y 80, el cuerpo desnudo de una mujer en la gran pantalla causaba escándalo; y en 2022, Rigoberta Bandini cantaba aquello de ‘por qué dan tanto miedo nuestras tetas’. ¿Crees que conseguiremos combatir este miedo algún día?
EV: De verdad, creo que no le daría tanta importancia. Tiene que llegar un momento en el que no se tenga que hablar de eso. Yo trataría de no hacer una bandera del desnudo femenino, o sea, todos los seres humanos tenemos un cuerpo y si lo utilizamos para hacer un buen trabajo, en este caso una buena interpretación, no hay más que hablar.
HB: Finalmente, ¿qué mensaje esperas que el documental transmita a la sociedad actual?
EV: Quiero que se les dé dignidad a las mujeres que salen en el documental, y a todas ellas. He querido ser muy respetuosa con sus historias, no utilizar ningún contenido que a ellas no les gustase y devolverles la posibilidad de expresarse como ellas mismas, no como el personaje que tuvieron que hacer.
