Rossy de Palma (Palma de Mallorca, 1964) es una de esas mujeres que representa el lado bueno de la vida, la alegría incontenible, ese espíritu divertido y ocurrente que desborda creatividad y que hace que una sesión de fotos con ella se convierta en un show en directo (lo mismo se inventa una pierna con una bota de Balenciaga que bautiza a una paloma como Harpers411 porque no se puede ir por el mundo sin tener un nombre). Aunque me advierte que le aburre hablar de ella, no esquiva profundizar en su faceta más personal. Musa de Pedro Almodóvar y Jean Paul Gaultier, y uno de los nombres relevantes de la cultura en Francia y España, habla de la bondad y la gratitud como los rasgos de su carácter de los que más orgullosa se siente: "Cuando estoy apenada, siempre hay algo que agradecer, ¿no? La gratitud te calma mucho". En cierta manera, ella también es como un bálsamo. Quienes la conocen destacan su facilidad para tejer a su alrededor una red de personas que tienen poco que ver entre sí, pero están unidas en torno a ella. "Hago amigos rápido, creo que al aceptar mis imperfecciones logro que se sientan cómodos. Es importante no juzgar a nadie. Que la gente esté en mis antípodas ideológicas no me impide quererlos", concede.

a woman in a black dress
Javier Biosca
Vestido de cashmere y bailarinas de crepé, ambos de SAINT LAURENT por ANTHONY VACCARELLO, y pendientes Clash de oro rosa con ónix y diamantes de CARTIER.
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a person with long hair
Javier Biosca
Blazer de lana con solapas de satén de BALMAIN, vestido de punto de WOLFORD, zapatos destalonados de piel con pedrería de JEAN PAUL GAULTIER para JIMMY CHOO y collar de oro rosa de BVLGARI.

En estos tiempos complicados de juicios iracundos y hogueras virtuales, Rossy de Palma ha logrado mantener a salvo esa capacidad tan suya para ser sincera y posicionarse respecto a los temas que le importan. "La honestidad es el camino más corto. Yo prefiero la peor de las verdades a la más dulce de las mentiras; con la verdad avanzas, te reconstruyes, evolucionas". Ella no ha dejado de hacerlo como persona y como artista. Aquel mantra que desde pequeña le hace huir de los encasillamientos ("no me defino, así no me limito") la ha llevado en los últimos meses a ser nombrada Embajadora de Buena Voluntad de la Unesco por la Diversidad Cultural; a participar en la serie del año, La Mesías; a ser elegida por los almacenes de lujo Le Bon Marché para llevar su universo a sus establecimientos, y a recibir el galardón Humanitarian Muse en los Premios Harper’s Bazaar Women of the Year 2023. Ahora pide paso esa Rossy que quiere bailar; la escritora que espera publicar en breve un libro sobre la genitalidad femenina, y la poeta que, como ella dice, "es la madre de todas".

a woman in a dress
Javier Biosca
Con abrigo de piel estampada, medias, sandalias de charol con cristales y collar con colgante Eternal Gold de oro amarillo de la colección de Alta Joyería, todo de PRADA.
a person wearing a black outfit
Javier Biosca
La artista posa con vestido y bo- tas Anatomic, ambos de punto, de BALENCIAGA, tocado vintage, y pendientes, pulseras y anillo, todo de la colección Serpenti Viper y de oro rosa y blanco con diamantes, de BVLGARI.

A sus 59 años, asegura no estar de vuelta de todo. Aún conserva "un alma muy niña que hace que sea muy lista para unas cosas y muy tonta para otras", y que quizás tenga mucho que ver con que, a estas alturas, se sienta "la madre de mis padres y la hija de mis hijos". Ellos son su máximo orgullo, y se quita el mérito cuando le digo que, escuchando hablar a Gabriel y a Luna, uno piensa 'qué bien lo ha hecho Rossy': "Ellos me han enseñado a mí más que yo a ellos. La maternidad está sobrevalorada en el sentido educacional. Les enseñamos cosas prácticas, pero ellos vienen del futuro, con un hardware más potente que el nuestro, por mucho que actualices el tuyo, ¿qué les vas a enseñar?", reflexiona.

a person in a black dress
Javier Biosca
Vestido de lamé de TALLER MARMO y pendientes de oro blanco con esmeralda y diamantes de BVLGARI.
a person wearing a suit and tie
Javier Biosca
La actriz luce chaqueta Crepé Couture de lana y seda, camisa de popelín y corbata de seda, todo de VALENTINO, y gafas de sol de acetato de SAINT LAURENT por ANTHONY VACCARELLO

Rossy se asoma a una nueva década que ella define como un renacer, y sin necesidad de preguntarle, habla de la vejez: "Dentro de unos años me gustaría vivir viendo el mar rodeada de hibiscos, de buganvillas y poco más. La naturaleza es sanadora. Tengo un laurel gigantesco en mi jardín y no sabes lo que es abrazarte a él y quedarte ahí apoyadita mientras cae la lluvia, con los pies descalzos. Amo la naturaleza y me duele lo que le estamos haciendo", cuenta ella, que huye de las fronteras geopolíticas para definirse como "terrestre y mediterránea", al tiempo que se reconoce una privilegiada "por tener una vida rica en experiencias, encuentros y viajes. Somos artistas y tenemos que estar conectados con la creatividad. Según está el mundo, poder refugiarse en cosas que parecen banales pero son esenciales para la salud mental es una suerte". Su voz se apaga cuando habla de lo que le quita el sueño: "La deshumanización, las muertes y el sufrimiento, esas heridas son de todos". Y apunta un deseo: "Me gustaría un mundo más femenino, no copado por mujeres, sino con más compasión y ese sentimiento maternal que tenemos".

a woman in a dress
Javier Biosca
Rossy posa con camisa de lentejuelas de LOUIS VUITTON, zapatos Astrid de ante con strass de CHRISTIAN LOUBOUTIN y pendientes de cristal de JUANA MARTÍN.
a person with a black hat and makeup holding a cigarette to the mouth
Javier Biosca
Con vestido de punto de BALENCIAGA, tocado vintage, y pendientes y anillo, ambos de la colección Serpenti Viper y de oro rosa y blanco con diamantes, de BVLGARI.

Peluquería y maquillaje: Kley Kafe (Esther Almansa). Producción: Beatriz Martínez Velasco. Asistente de fotografía: Enrique Escandell.