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Cómo combatir el envejecimiento cuando hay otras afecciones
Piel sensible, rosácea... Hay muchas afecciones cutáneas que se desarrollan durante la edad adulta cuando los signos de envejecimiento empiezan a preocuparnos. ¿Se puede luchar contra todo?
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Muchas veces soñamos con entrar en la treintena simplemente porque confiamos en que nuestras hormonas se van a asentar de una vez y muchos de nuestros problemas cutáneos van a desaparecer. Pero precisamente muchas de las afecciones que nos traen de cabeza durante nuestra juventud más temprana se complican o desarrollan a partir de los treinta cuando, además, nos toca empezar a preocuparnos por otro tipo de problemas como la pérdida de luminosidad, las primeras arruguitas y, en definitiva, los primeros signos del envejecimiento.
Entonces, ¿qué podemos hacer cuando se nos abre más de un frente en la batalla por la piel perfecta? ¿Hay que renunciar a las cremas antiedad cuando otro tipo de problemas de la piel hace presencia? Pues afortunadamente la respuesta es no. Cada vez es más sencillo encontrar en el mercado productos formulados pensando en las pieles sensibles, que además incluyen activos antiedad para combatir las primeras arruguitas. Solamente debemos identificar el problema principal, saber lo que nuestra piel tolera y lo que no y utilizar los cosméticos adecuados para conseguir una piel radiante.
Cómo cuidar las pieles sensibles para combatir el envejecimiento
Como explica la doctora Veronique Lebar, en colaboración con Biotherm, la piel sensible se resiente debido a “factores físicos como los rayos UV, el frío, el viento, los cambios de temperatura o la fricción que contribuye a sensibilizar la piel”, además de otros factores como “el estrés, que es uno de los factores agravantes de la sensibilidad cutánea”. Por todo ello, debemos apostar por rituales de belleza que conviertan la hidratación de la piel en el pilar fundamental de nuestro cuidado facial. “La hidratación restaura la película hidrolipídica de la piel y refuerza la barrera cutánea. Hay que hidratar la piel intensamente, al menos una vez al día, incluso aunque parezca que no lo necesite.” Las pieles con rosácea, que además suelen ser bastante finas, también encontrarán en la hidratación intensiva un gran aliado, ya que tienden a ser igualmente secas y reactivas que la piel sensible. Pero cuidado cuando además presenten pápulas; estos brotes no deben confundirse nunca con el acné y las impurezas, ya que los productos específicos para combatir los granitos pueden resecarlas y volverlas más reactivas.
Además de los productos anti acné, "los exfoliantes, el cambiar de cremas demasiado a menudo y algunos ingredientes cosméticos, como el retinol o la vitamina C, pueden acentuar la sensibilidad de la piel”, por lo que no se recomienda su uso en pieles sensibles y con rosácea, a menos que estén específicamente formulados para ello. Otros componente que pueden alterar estas pieles tan delicadas son los perfumes, los parabenos, los aceites minerales y esenciales o los alcoholes. Otros factores externos, ajenos incluso a los cosméticos, como “el sol, el viento, los cambios estacionales, los cambios bruscos de temperatura,la contaminación o el agua fría del grifo que puede causar picor, enrojecimiento o sensación de calor. Además, el contacto con algunas sustancias de los tejidos sintéticos, jabones, agua dulce o salada, combinaciones de metales o productos de belleza pueden afectar a la piel y provocar picor, hormigueo, enrojecimiento o sensación de tirantez”, avisa la doctora Lebar.
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