Ni 'contouring', ni 'baking' ni 'strobing': larga vida al colorete
Basta ya de contouring: la naturalidad marca la hora de reivindicar el uso del blush como básico de belleza.
“El colorete nos hace estar vivos”. Esta frase la comparte con nosotros Maite Tuset, Senior Artist de MAC, cuando le preguntamos qué es lo que aporta a nuestro look el colorete, ese algo especial que no aportan todas esas técnicas de maquillaje que terminan en -ing y con las que nos hemos obsesionado en el último año. “El colorete es un paso en el maquillaje que hoy en día desvela salud, frescura y juventud. Aporta optimismo y dinamismo. Es un síntoma de vida, una consecuencia de las sensaciones de la naturaleza, frío, calor, de las emociones, enamoramiento, vergüenza...”
Es uno de los cosméticos más antiguos del mundo, pero su aplicación no está reñida con un maquillaje actual y sofisticado. Como nos explica Maite, “podemos combinarlo con cualquiera de las técnicas más actuales, como el strobing o el sculpting, sin problema. Es más, las complementa. Suaviza, da ternura y sensibilidad a un sculpting potente y reafirma la delicadeza del strobing”.
Cuando hablamos del blush, estamos hablando de un producto de maquillaje tan sencillo y tan importante como para encontrarse en los kits de belleza de las mujeres del mundo, independientemente de su edad o estilo. Pero pese a su aparente sencillez, el mundo del colorete se merece un capítulo a parte: texturas en crema, líquidos, en polvo... ¿cómo acertar? Conocer el tipo de piel que tenemos y el acabado que queremos conseguir. “Los coloretes en crema los usamos más para pieles secas o para las personas que buscan sentir su piel confortable y jugosa. Los mate para conseguir acabados más aterciopelados”.
Pero tan importante o más que la textura, es el color. Maite nos explica que “hoy en día la paleta cromática del blush oscila entre los tonos rosados, melocotón y corales. Desde mi punto de vista, los tonos rosados favorecen a todo el mundo, es el color estrella de la temporada y el efecto es tan saludable que cualquiera nos rendimos a sus pies al ver el resultado. Los melocotones y corales, en especial si son ligeramente satinados, favorecen también cuando hemos recibido los primeros rayos de sol y el tono de la piel está ligeramente tostado”.
Y por si alguien aún no lo tiene claro, su aplicación es mucho más sencilla que la de cualquier otra técnica que incluya brochas de por medio. “El colorete debe aplicarse en la zona central de las mejillas, donde encontramos la típica manzanita, deslizando una brocha de tamaño medio, rozando la piel, difuminando para evitar que queden golpes de color demasiado marcados. Es mejor no utilizar mucho producto para no vernos un efecto artificial; tiene que parecer que el tono reluce desde nuestra propia piel para así no sentirnos demasiado maquilladas”.
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