Qué cerca están las vacaciones para la mayoría e igualmente esos vuelos comprados con antelación y con toda la ilusión del mundo, pero el día de antes o incluso en el mismo aeropuerto antes de cogerlos, pueden llegar a generar un estrés innecesario. Que si las medidas de equipaje en cabina, los posibles retrasos que en ocasiones nos impiden llegar a la conexión en la escala, el control de seguridad o, y en el peor de los casos, que directamente no subamos a ese avión por problemas de overbooking (vender más plazas de las que tienen en el avión).

Ha llegado un momento en el que prácticamente todos, y muy al contrario que hace décadas, tenemos la posibilidad de viajar y conocer mundo. Gracias a factores como la proliferación de líneas de bajo coste, la competencia de precios y ofertas y las cada vez más innumerables conexiones y vuelos directos a zonas antes casi y en apariencia inalcanzables. Pero esto también tiene sus consecuencias negativas. Y es que en ocasiones parece que las líneas aéreas en las que el interesado se deja normalmente una considerable cuantía económica, nos estuvieran haciendo un favor y tuviéramos que casi pedir permiso para entrar en su vuelo a pesar de todo.

Tanto es así que, según reclamador.es (portal que gestiona reclamaciones aéreas desde el 2012), "en España hay un millón y medio de pasajeros al año afectados por incidencias (retrasos, cancelaciones y overbooking), y unos 2,5 millones de maletas con problemas (daños, demoras o pérdidas). Y a pesar de estas cifras, sólo una pequeña parte de ellos reclama sus derechos, pues la mayoría de los pasajeros, un 95%, desconoce la legislación que les protege".

Datos alarmantes que impiden, quizá, que la situación mejore. Pero que con unas pautas y un conocimiento básico así como con paciencia ("Hay que evaluar periódicamente el estado de la reclamación y prestar atención a los plazos. No hay que desistir. Muchos consumidores desconocen que se dispone de hasta 5 años para reclamar", añaden), se puede lograr vencer a los principales se puede lograr vencer a los principales problemas que comentábamos al comienzo sin necesidad de que llegue la sangre (y a veces literalmente) al rio.

El pasado mes de abril, sin ir más lejos, el director ejecutivo de United Airlines tuvo que pedir perdón públicamente después de echar a rastras a un pasajero ya acomodado en el avión por una cuestión de overbooking. El suceso fue tal que el vídeo se convirtió en viral y dio la vuelta a todo el mundo.

Pero cierto es que las compañías aéreas no se inventan nada. Igual que los pasajeros, éstas se atienen a una serie de reglamentos y leyes a la hora de tomar decisiones. El caso del overbooking es quizá una de las situaciones que más rabia e indefensión produce en el cliente al quedarse literalmente fuera de ese avión en el que había reservado un billete.

“Se trata de una práctica comercial legal, que está permitida en la Unión Europea”, matizan desde reclamador.es. Y esto se produce porque cuentan con que puede haber pasajeros que no se presentan al embarque o cancelan sus vuelos en el último momento. Y, claro, estas compañías no contemplan el que uno de sus asientos, si pueden evitarlo, vaya vacío…

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Eso sí, una vez que sucede esto, éstas tienen la obligación de explicar claramente la asistencia y las compensaciones consecuentes a los pasajeros damnificados. Y, para empezar, ojo porque existen dos tipos: el voluntario ("la aerolínea debe reembolsar el billete, ofrecer transporte alternativo, y otros beneficios como cheques o bonos de viajes, dinero en metálico, asiento en business… Esta acción impide reclamar más adelante. Por eso, para mayor seguridad, hay que intentar que lo acordado con la compañía aérea quede por escrito") e involuntario ("la aerolínea debe reembolsar el billete, ofrecer transporte alternativo y compensación económica. Cuando el transporte alternativo ofrecido implica llegar a destino con más de 3 horas de retraso el pasajero además tiene derecho a indemnización").

Esto es aplicable a todas y cada una de las compañías, punto que hay que tomar en cuenta de cara a esos posibles vuelos que cojamos este verano, sin ir más lejos.

Lo habitual, de todas maneras, es pensar que reclamar no sirve para nada y son muchos los pasajeros que se quedan de brazos cruzados. Lo cual es lógico ya que en la mayoría de las ocasiones, reclamar a nivel particular, desafortunadamente, no suele funcionar. Desde reclamador.es insisten en lo importante que es ponerse en manos de profesionales. Ellos, concretamente y desde su fundación, han ganado el 98% de los casos.

Lo mismo sucede en el caso de los retrasos. Protestamos, nos hundimos, se nos tuerce el comienzo de las vacaciones y ya. La respuesta es no, ya que conviene conocer una serie de datos para que esto tenga solución igualmente.

"Ante un retraso en el vuelo, los pasajeros tienen derecho a información desde el primer momento, derecho de asistencia y manutención a partir de las 2 horas de demora y compensaciones económicas si el vuelo se retrasa más de 3 horas. Para diferenciar entre retraso o cancelación, hay que mirar el número de vuelo. Si éste cambia, se trata de una cancelación. Si el usuario tiene una tarjeta de embarque y la aerolínea le ofrece otra, se trata también de una cancelación", matizan.

Aunque ha habido mejoras y la gente cada vez está más informada acerca de sus derechos, queda mucho camino por recorrer y no sólo en el ámbito de las personas. La situación en la que viajan las mascotas en los aviones es precisamente un tema que en reclamador.es preocupa mucho. ¿Por qué éstas no pueden viajar en buenas condiciones y son consideradas un bulto más?

Tanto es así que uno de los casos de los que más orgullosos se sienten tiene que ver con una campaña reciente de recogida de firmas a nivel mundial que llevaron a cabo de la mano de change.org en este sentido. Ya han superado las 86.000 y son muchos los famosos que así mismo apoyan esta iniciativa a nivel público: Adriana Abenia, Michelle Jenner, Helena Resano, Rosa Montero o Silvia Abascal, entre otros.

"El objetivo es conseguir que la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI) regule el transporte de los animales en los vuelos, y que éstos no sean tratados como una maleta más".

Ya basta de sentir indefensión, nerviosismo y rabia a la hora de volar. Un viaje tiene que ser perfecto y disfrutable desde que se sale de casa y teniendo en cuenta una serie de pautas como las arriba señaladas, se acabó ese sufrimiento. Ahora sí: que comiencen las vacaciones.