Cuando en el año 2004 Umbro fichaba al británico Kim Jones, actual director de estilo de la división masculina de Louis Vuitton, para darle un giro a su repertorio y salirse del ámbito deportivo, poco o nada hacía presagiar que una década después ni esta ni ninguna otra firma de ese tipo iba a subirse a una pasarela y ponerse de moda; todo, gracias (o por culpa) de la obsesión de los nuevos diseñadores por el sello sport de toda la vida.

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La editora de moda y estilista turca Ece Sukan con sudadera de Ellesse por las calles de Milán.

Nacida en 1934 en Manchester como compañía exclusivamente enfocada al mundo del fútbol, Umbro ha pasado de vestir a los principales clubes de la Premier y otras ligas europeas a firmar algunas de las colaboraciones del momento, de la mano, sir ir más lejos, de House of Holland y Off-White. Precisamente, obra de Virgil Abloh son los pantalones más buscados de la temporada, cuyo precio asciende prácticamente a 1000 euros si bien los originales no pasan de los 30, con permiso de lo último de Reebok -otra casa cuyo legado está de tan vuelta como los grandes éxitos de Nike y Adidas- para Vetements; en este caso, solo las sudaderas rondan los 850 euros frente a los 50 que vale un modelo básico de la marca. Y eso sin descuidar los clásicos de Ellesse, recuperados en forma de chaqueta vintage y en su versión asequible por prescriptoras de estilo como la turca Ece Sukan durante las pasadas semanas de la moda.

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Chándal de Reebok para Vetements.
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Umbro para Off-White.

Hablamos así más concretamente de aquellas propuestas elaboradas en esa ligerísima fibra sintética conocida comúnmente como Tactel, la misma que vistió interminables horas de patio y gimnasia a lo largo de nuestra más tierna infancia y que,, entre todos los anteriores, también ha reversionado a su manera Kanye West para Yeezy de cara al próximo otoño.

La italiana Fila -cuyas zapatillas se conviertieron en icono de la mano de Tupac y ahora es la preferida de A$AP Rocky- es otra de las marcas deportivas a precios populares que está aprovechando esta fiebre nostálgica que invoca el espíritu deportivo más retro para reposicionarse en el mercado y colarse en los armarios fashionistas; en su caso, gracias al ruso Gosha Rubchinskiy, quien también ha colaborado este año con Umbro, además de con Kappa -la enésima histórica marca de origen italiano que, siguiendo el camino abierto, se ha aliado con Faith Connexion, junto a la que ha creado sofisticados pantalones de traje y chándals de lentejuelas que se subieron al último desfile de la firma en París, además de con Urban Outfitters y Opening Ceremony, en este caso para lanzar una edición limitada de prendas, mayormente camisetas, y cuyas sudaderas futboleras se han convertido en imprescindibles para las hermanas Jenner-, así como con el emporio del tenis fundado por Sergio Tacchini.

Todos estas enseñas son viejas conocidas del mundo de la equipación deportiva. Igual que Champion -cuya unión con el colectivo de diseño liderado por Demna Gvasalia ha hecho que sus piezas entren en una nueva dimensión y en un nuevo rango de precios- o, si bien en otro campo, la californiana The North Face, a propósito de la japonesa Chitose Abe para Sacai de cara al otoño-invierno 2017, o Napapijri, otra icónica casa de los noventa especializada en prendas de montaña cuyos básicos reimagina y sobredimensiona la creadora inglesa Martine Rose.

¿Para cuándo, entonces, la vuelta de Joma o J'Hayber?