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Todas las marcas quieren un producto estrella
De los bolsos tipo saco de Mansur Gavriel a las sudaderas de Bella Freud o las estolas de pelo sintético de Shrimps, analizamos cómo ganarse un hueco en en el mercado de la moda con un solo producto.
Los bolsos de Mansur Gavriel son casi tan demandados como un Birkin. De hecho, desde que se pusieron a la venta a principios de 2013, se han pasado más meses agotados que a la venta. Principalmente su bolso tipo saco, de piel curtida en colores tierra, rosa, rojo, azul o negro y en distintos tamaños que ahora también fabrican en lona. De hecho, hasta hace una temporada, cuando Rachel Mansur y Floriana Gavriel empezaron a introducir bandoleras y mochilas a su repertorio, era su única baza y aún así siempre ha tenido lista de espera, tanto en su propia web como en los puntos de venta exclusivos- desde Neiman Marcus a Bergdorf Goodman pasando por Barney's, Colette y Net-a-porter- que desde el principio confiaron en ellas. Con tan corto recorrido y tan apabullante éxito, Mansur Gavriel se hizo este 2015 con la mención Swarovski a mejor firma de accesorios del año en los CFDA Awards. Allí Rachel y Floriana, que se conocieron por casualidad en un concierto en Los Ángeles en 2010 y ahora son dueñas de una empresa que emplea a seis personas a tiempo completo, anunciaron que entre sus planes inmediatos está ampliar su oferta con ropa y zapatos, aunque será difícil que les funcione el mismo modelo. Una fórmula en forma de superventas que seguirán explotando a base de versionar mil y una veces su producto estrella.
Una experiencia similar es la vivida por la italiana Paula Cademartori. Sus originales bolsos con asa llevan causando sensación desde hace un par de temporadas y no ha sido hasta ahora, una vez posicionada en el mercado, cuando la diseñadora de origen brasileño ha lanzado una línea de llaveros, clutches y zapatos que ya lucen las mismas precursoras de estilo y celebridades que le ayudaron a hacerse un nombre en la industria con un solo ítem en cartera.
Nombres comolos de Thierry Lasry, Anna-Karin Karlsson y especialmente Linda Farrow suenan en el mundo de la moda gracias, exclusivamente, a sus colecciones de gafas. Lo mismo que Piers Atkinson o Maison Michel y sus tocados y diademas. E igual que Bella Freud y las sudaderos que tanto le gustan a Alexa Chung, las camisetas de Zoe Karssen que sigue sin quitarse Rihanna o las sandalias romanas de Ancient Greek Sandals que Veronika Heilbrunner combina con vestidos de Erdem.
En esa misma línea se sitúan la británica Shrimps y la italiana Mr and Mrs Furs. La primera basa su negocio en complementos de pelo sintético. La segunda, en parkas rematadas con piel de zorro tintada. Ambas se han hecho un hueco entre las grandes firmas en cuestión de una temporada. Hanna Weiland se coló en portales de lujo como Matches o My Theresa gracias a sus estolas y abrigos que ahora copian diseñadores como Michael Kors. Las parkas de Alessia Giacobino cuestan entre cuatro y diez mil euros y se las disputan editoras de revista y blogueras. La pregunta es si sabrán gestionar bien su éxito y seguir triunfando desde la diversificación.
Charlotte Olympia y Olympia Le-Tan empezaron de la misma manera y así lo confirman, aunque el grueso de su facturación se lo siguen debiendo: Olympia a sus mocasines de gato y Le-Tan a sus bolsos de mano con forma de portada de novela o cuento.
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