La historia de Beatriz González es el sueño hecho realidad de muchas emprendedoras: el de una mujer que tenía claro que quería dedicarse al diseño, que se esforzó por formarse con los mejores en Londres y que dio rienda suelta a su creatividad con un proyecto que fue creciendo poco a poco hasta convertirse en su negocio, una firma con proyección internacional que se ha hecho hueco en el mundo de la moda porque ofrece algo único: bolsos de cordón de seda hechos por artesanas.

Hoy, Beatriz tiene un maravilloso atelier en el centro de Madrid desde el que dirige el día a día de su firma, Olvido Madrid. Sus diseños únicos y exclusivos, de producción limitada, son el motor de una firma en la que el cuidado por los detalles y la creatividad de cada pieza están muy presentes. Hablamos con su fundadora, Beatriz González, sobre el camino que le llevó a emprender Olvido Madrid.

¿En qué momento decides cambiar la arquitectura por el diseño de moda?

Siempre quise estudiar diseño de moda pero previamente cursé Arquitectura Técnica porque a mi familia le parecía muy importante que siguiese los pasos de mi hermano. Terminé la carrera muy joven, tenía 22 años y seguía con mi sueño de estudiar diseño. Agradecí mucho mi paso previo por la universidad porque me sirvió para madurar y afrontar mis estudios de moda con mucha dedicación, sabía que era un mundo muy competitivo en el que tenías que destacar sobre todo si querías tener una marca propia.

¿Qué supuso tu paso por Central Saint Martins de Londres?

Mis estudios de lencería y baño en Central Saint Martins me guiaron paradójicamente hacia mi carrera como diseñadora de accesorios. Allí me enseñaron a descontextualizar un producto para diferenciarlo y hacerlo despuntar. Para tener tu hueco en el mercado aquello que creases tenía que ser especial. De esa búsqueda constante de nuevos materiales empecé a experimentar con el cordón de seda, aplicándolo a accesorios y bolsos. Tras el éxito de mis primeros bolsos de cordón abandoné mi idea inicial de crear una marca de lencería para dedicarme en cuerpo y alma a Olvido Madrid.

Diste tus primeros pasos profesionales en Londres, ¿cómo fue el camino hasta llegar a Olvido Madrid?

Cuando comencé con Olvido Madrid en Londres me lo tomé como un experimento. Trabajaba como diseñadora en una marca de bañadores y daba clases por las tardes, así que tenía poco tiempo para desarrollar la marca. Aprovechaba mis escapadas a Guadalajara para comprar cordón en las mercerías e investigar los prototipos con mi madre. Luego en Londres les hacía fotos y subía los productos a la web, contacté a varias influencers y hacía sorteos para ganar seguidores en las redes sociales. Recuerdo la ilusión que sentí cuando una señora en Sloan Square me preguntó dónde podía comprar el bolso que yo llevaba. Esa misma señora junto con mis compañeras de trabajo se convirtieron en buenas clientas y me hacían encargos regularmente. Cuando una de ellas me pidió varios bolsos para llevar a su familia en Kuwait y al poco una boutique me contactó para vender allí mis diseños, decidí dar el paso de dejar mi trabajo en Londres, mudarme a España y apostar por la marca.

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¿Por qué bautizaste a la marca con ese nombre?

"Olvido" es un nombre tradicional que me parecía precioso y que a la vez me transmitía mucha nostalgia por mi marcha a Londres. Además, soy muy olvidadiza y me sentía muy identificada con su significado. Al final añadí "Madrid" para ubicar la marca en el mundo. Aunque me encantaba vivir en el extranjero sabía que quería volver algún día a España y estar cerca de mi familia.

¿Siempre tuviste el gusanillo de ser emprendedora o te lo planteas porque es la única manera de sacar adelante tu idea y tu proyecto?

Cuando comencé con Olvido Madrid no sabía lo que suponía emprender. En un principio lo hice porque quería trabajar mi CV y tener un portfolio profesional y competitivo que presentar a las empresas cuando decidiese buscar un trabajo de diseñadora.Ahora ser emprendedora me encanta y de momento no me planteo buscar ese trabajo.

¿Qué ha sido lo más duro de emprender?

Lo más duro de emprender es que nunca desconectas. Mi trabajo es mi pasión y no me cuesta dedicarle todas las horas del día, pero no es bueno ni para mí ni para la empresa, así que me esfuerzo mucho por buscar ratitos para desconectar, hacer deporte y sobre todo intento respetar no trabajar los fines de semana.

¿Y la parte más bonita?

La parte más bonita es la libertad de horarios. Me encanta poder cogerme la mañana del martes y pasarla con mis sobrinos o que de repente surja un viaje y puedas mover todas tus responsabilidades para salir un par de días antes, sin tener que pedir permiso.

Trabajas con un material muy especial, cordón de seda. ¿Cómo surgió convertirlo en eje central de tus creaciones?

Decidí que el cordón de seda fuese el material insignia de Olvido Madrid porque confiere a los diseños una identidad propia. Cuando comencé a trabajarlo me di cuenta de lo especial que era, podía crear tejidos nuevos, con volumen, planos, tejerlo, trenzarlo… Gracias al cordón hemos conseguido un producto elegante, único y lleno de personalidad que hace que nuestras creaciones sean rápidamente reconocibles en la calle.

Otra de las características diferenciadoras de Olvido Madrid es que la fabricación se realiza en Madrid y Guadalajara. ¿De qué manera repercute en la cadena de trabajo? ¿Lo consideras una gran ventaja?

Nuestros bolsos se hacen a mano y esto ha condicionado mucho la producción. Al principio no encontraba talleres que los quisiesen fabricar, así que decidí buscar artesanas en Guadalajara (de donde es mi familia) y Madrid para formarlas y que trabajasen para la marca. Esto hace que cada bolso esté hecho con mimo por una persona que cuida los detalles y la calidad. A priori puede ser una desventaja porque no puedes realizar grandes producciones o por el alto coste inicial del producto, pero a su vez tiene la gran ventaja de que minimizas los excedentes y puedes ofrecer la posibilidad de customización a cada clienta para que hagan el bolso a su gusto, cambiando el color, tamaño, aplicaciones, etc.

Vuestra producción es limitada o por encargo. ¿Por qué habéis elegido esta manera de trabajar?

Al producir tus propios diseños no estamos sujetos a mínimos de producción, lo cual supone una ventaja a la hora de hacer una inversión en una colección, sacar nuevos modelos o nuevos tonos. Además nos permite trabajar al gusto de cada clienta. De esta manera les ofreces todo el año aquellos colores o formas de bolsos que están buscando independientemente de los que hayamos escogido para la colección.

¿Qué consejo darías a alguien que quiere emprender en moda?

Le aconsejaría que sea muy constante y que tenga claro el objetivo. Los proyectos al principio tardan en arrancar y eso hace que te desilusiones, pero si crees en lo que haces y comunicas bien tu trabajo, es cuestión de tiempo que consigas que tu marca se haga un hueco en el mercado.

El próximo año Olvido Madrid cumplirá su décimo aniversario, echando la vista atrás, ¿qué balance haces de esta década?

Estos 10 años han sido mi mejor escuela. He aprendido muchísimo en el proceso pero sobre todo he aprendido a conocerme a mí misma, creo que tener algo propio te hace perder el miedo y valorar todo lo de los demás, el tiempo, el esfuerzo de otras personas… eres más permeable y empático. Mi balance es ultrapositivo, sólo quiero que los próximos años al mando de Olvido Madrid sean igual de intensos y especiales.