Antes de crear su Maison, Coco Chanel era Gabrielle. Una mujer apasionada que tuvo que conquistar su libertad para convertirse en quien quería ser. Esta mujer anterior a Coco es la que inspira nuestros propósitos de año nuevo y también ha inspirado el perfume Gabrielle Chanel, una fragancia creada a partir de cuatro flores blancas que encarnan la feminidad libre de esta creadora. Una libertad y rebeldía que también se expresa en las citas inspiradoras de Gabrielle que nos guiarán en 2018 con el objetivo de romper las reglas, y ser, por fin, nosotras mismas. Citas que ha ilustrado Ana Santos y ha animado el estudio Modik. Ella es la fabulosa autora del libro Las palabras (no) se las lleva el viento.Su trabajo, retratos femenino con trazos delicados y actitudes y miradas expresivas, es perfecto para expresar las ideas de Gabrielle Chanel.

"Solo se vive una vez, te puedes permitir ser sorprendente"
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Hija de un vendedor ambulante y una campesina, abandonada tras la muerte de su madre en un orfanato, rescatada por la moda y por su carácter indomable, Gabrielle fue una mujer que se adelantó a su tiempo y que dejó de lado los signos de estatus de una época para sustituirlos por otros nuevos, creados por ella: el estilo masculino, el tweed, las camelias, los zapatos bicolor, las perlas, el perfume número 5, el vestido negro… La moda se convirtió en la expresión de toda su rabia, social y creativa. "¿Qué ha inventado Chanel? El miserabilismo de lujo", dijo el modisto Paul Poiret en 1925 tras ver los modelos de Gabrielle para el Pabellón de la Elegancia. Se lamentaba de que Gabrielle había convertido a las mujeres en "telegrafistas muertas de hambre".

En 2018, estas "telegrafistas muertas de hambre" ganarán la partida. Porque solo se vive una vez, las mujeres se harán, por fin, dueñas de esa vida única. Solo hay que recordar el término más buscado en el año que acaba de finalizar: feminismo. Un año que comenzó con las marchas de mujeres contra Donald Trump y ha finalizado con el movimiento #Metoo contra el acoso sexual provocado por el escándalo de Harvey Weinstein. La mujer ha decidido romper los tabúes y abrir la puerta a un futuro tan libre y sorprendente como Chanel.


"Mantén altos los tacones, la cabeza y los principios"
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Qué mujer, inspirándose en Gabrielle, podrá ser persuadida de hacer lo que no quiere hacer, de renunciar a sus principios? En el ideario de la modista no cabe la renuncia ni bajar la cabeza. Solo, quizá, bajarse de los tacones (ella, que popularizó el zapato plano femenino, lo hizo). Sus gestos rebeldes definen con precisión el universo creativo de una mujer que cambió el rumbo de la moda femenina y cuya impronta permanece.

En 1910, Coco, que cosía impecablemente –le enseñaron las monjas–, montó su propia sombrerería en París para crear sombreros que "permitieran a la mujer usar el cerebro". Sólo tres años después, abrió una casa de modas con ropa femenina absolutamente innovadora: modelos sencillos y funcionales que huían del corsé asfixiante de la Belle Époque y que liberaban el cuerpo y los movimientos de la mujer, toda una metáfora de su vida y su obra.

Gabrielle fue fiel a sus principios: libertad, independencia. Inventó la bisutería para que las mujeres no dependieran de los hombres adinerados para tener joyas, para que fueran una expresión de su personalidad y no un símbolo de estatus, riqueza o matrimonio afortunado. Sus favoritas fueron las perlas, perlas falsas con las que creó collares o pulseras de varias vueltas, que se convirtieron en una de sus firmas. Las perlas falsas de Chanel: nunca un fake fue tan auténtico.

"La libertad siempre es elegante"
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Cansada de ver la moda en manos de hombres que encierran a las mujeres en escotes, varillas, corsés y faldas abullonadas, crea diseños destinados a que ellas dejen de sentirse costreñida por prendas imposibles. Gabrielle consiguió identificar libertad y elegancia, es un legado que nos dejó a todas las mujeres. Elevó el estilo popular a chic: las perlas falsas de las que hemos hablado, los vestidos y jerséis de punto, un tejido reservado para la ropa interior, camisetas de rayas que solo vestían lo marineros, pantalones masculinos que ella robaba del armario de sus amantes. Hizo de la necesidad virtud y sofisticación: en el orfanato en el que se crió el atuendo era austero, falda negra y camisa blanca que ella convirtió en una de sus señas de indentidad. Reinventó el vestido negro con el que la mujer podía ir a la oficina y también salir después de trabajar, sin necesidad de ir a casa a arreglarse (el modelo afterwork, en fin, que hace innecesaria la laboriosa transformación de profesional a sofisticada, una transformación mucho más falsa que sus perlas).

"En mi época, las mujeres vestían contranatura. Yo les di la oportunidad. Les di brazos y piernas de verdad. movimientos que eran auténticos y la posibilidad de reír y comer sin tener necesariamente que desmayarse", dijo una vez. Reír, ser libres. La esencia de la verdadera elegancia.

"Puedes ser preciosa a los 30, encantadora a los 40
e irresistible el resto de tu vida"

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La revolución de Chanel, como el feminismo, es para todas las mujeres, tengan la edad que tengan, y para toda la vida. Chanel fue capaz de hacer mucho partiendo de muy poco: su infancia difícil que ella convirtió en símbolo al adoptar su estética austera, su sobrenombre, "Coco", que debe a la canción ¿Quién ha visto a Coco en el Trocadero?, que interpretaba por las noches en un cabaret, su bisexualidad y desinhibición con sus amantes, todas ellas barreras que hubo de romper o aprovechar para convertirse en un icono del siglo XX y un símbolo para la mujer del siglo XXI.

Su objetivo siempre fue que cada mujer fuera única e irresistible. Es la primera modista que permite a las mujeres ser modernas y sentirse bien consigo mismas. Y crea algo reconocible, atemporal, siempre de moda. Su estilo es más que un modo de vestir, es un modo de estar, una forma de expresión, una actitud. La esencia del empoderamiento.

"Esto es lo que soy, ¿lo han entendido? Pero también puedo ser todo lo contrario". Una frase que resume la imposibilidad de clasificar a Gabrielle Chanel, pese a todo. Seamos, como ella, inclasificables. Rompamos las reglas.