De niño Gabriel Llano (Oviedo, 1987) no jugaba con Barbies, las peinaba. "Aunque en mi casa nadie más se dedica a esta profesión, siempre tuve claro que quería ser peluquero", asegura. Hoy su nombre está en boca de todos cuando el tema de conversación es el cabello. Su destreza con el color, sus fabulosos cortes de pelo o su sensibilidad a la hora de abordar un cambio de look lo han convertido en el estilista capilar del momento. Sólo hace falta colarse un día cualquiera en su salón, situado en el exclusivo Barrio de Salamanca, para percatarse de su éxito. Por allí desfilan cada semana un sinfín de rostros conocidos y devotas clientas que adoran su visión. Asiduo colaborador también de los medios más relevantes, hoy sus manos hacen magia en el set para esta cabecera.
HARPER’S BAZAAR: Su espacio está en el mismo lugar en el que un día reinó el legendario Ruphert. ¿Es una casualidad?
GABRIEL LLANO: ¡Totalmente! Buscaba el sitio perfecto para abrir mi salón y, sorprendentemente, el día que fui a ver este local vino el propio Ruphert, que es su propietario, a enseñármelo. Hablamos sólo de pelos y me mostró una pared donde tenía todas sus fotos: una maravilla. Ahora somos amigos y para mí es un honor haber empezado mi camino en solitario aquí.
HB: Ha hecho de la naturalidad de sus colores su marca registrada. ¿Cuál es el secreto para dar este servicio de forma impecable? No es fácil encontrar buenos coloristas o salones donde logren el tono de cabello perfecto.
GL: La materia prima es fundamental. Llevo muchos años trabajando con Wella y hace tres me incorporé a sus embajadores, por eso soy muy consciente de este aspecto. Pero no sólo eso, también me parece crucial la técnica y tener paciencia, porque a veces este tipo de trabajos llevan mucho tiempo. Por último, destacaría el buen gusto. Al final estás jugando con color, así que tener un cierto tacto a la hora de mezclar y saber engamar los tonos resulta decisivo para lograr un buen resultado.
HB: Isabelle Junot, Juana Acosta, Inés Domecq... Lo llaman el peluquero de las estrellas porque todas lo adoran. ¿Hay alguien que no se haya puesto en sus manos y le gustaría?
GL: Me encantaría peinar a Penélope Cruz. Además de ser una de las representantes de este país más elevadas, tiene una imagen que en mi opinión se podría explotar más.
HB: ¿De qué cambio de look se siente especialmente orgulloso?
GL: Uno de mis favoritos fue el que le hice a la actriz Ana Fernández para la presentación de Las chicas del cable. Le cortamos el pelo dejándola una media melena y se lo pusimos rubio platino. Fue hace ya algunos años, pero sigue siendo un estilo que no pasa de moda.
Originario de la amable ciudad de Oviedo, donde nació y creció, Gabriel Llano se propuso hacer realidad su sueño cuando sólo era un adolescente. A los 15 años empezó a formarse profesionalmente en la peluquería, pero no había tiempo que perder: después de una intensa semana de clases (compaginaba la enseñanza pública con la privada), los sábados se iba a Gijón "a lavar cabezas". A los 18 llegó a Madrid con un contrato de trabajo, pero aquel entusiasta joven lleno de ilusión se dio de bruces con un empleo marcado por la monotonía. "Todo era muy básico y me aburrí enseguida", relata. En esa época, otro de los grandes nombres de este país, Moncho Moreno, se cruzó en su trayectoria y a su lado empezó una nueva etapa. Con él añadió a sus habilidades un manejo total del maquillaje. "En este sentido soy autodidacta. Lo aprendí todo junto a Moncho", señala.
HB: ¿Hacia dónde va el sector en nuestro país?
GL: Tenemos una peluquería increíble, pero después de Ruphert, Llongeras o Leonardo, que han sido nuestros iconos en los 80 y 90, nos hemos quedado sin referentes. Me gustaría reivindicar el valor de esta profesión. Una metedura de pata puede suponer que no te sientas bien durante dos meses y eso es algo muy delicado. Nuestro trabajo juega un papel muy importante en la vida de las personas.
HB: ¿Cuáles son las claves de una melena radiante?
GL: Al final todo radica en el color, por eso yo me he obsesionado tanto con este tema. Una melena con un mal tono, por muy sana que esté, jamás se verá bonita. De ahí que una de mis últimas incorporaciones en el salón sea Vegan Illuminage de Wella, un servicio que ayuda a resaltar los colores naturales y brinda luminosidad. Además, por supuesto, creo que es fundamental seguir unos rituales de hidratación en casa dependiendo del tipo de cabello y cortarlo con frecuencia.
HB: ¿Cuál considera que es su mayor logro?
GL: Mi salón. Nunca imaginé que tendría mi propio espacio antes de los 40, no era mi foco. Pero dos años y medio después de la apertura, doy gracias a la vida por haberme llevado hasta aquí. Poder construir algo a tu manera, con tu propio equipo, esa sensación de libertad y lograr buenos resultados es una satisfacción increíble. Estoy feliz.
Peluquería: Gabriel Llano para Wella. Maquillaje: Gabriel Llano. Estilismo: Claudia Laukhamp Producción: Beatriz Martínez Velasco. Asistente de peluquería y maquillaje: Eloisa Pérez. Asistente de fotografía: Enrique Escandell. Modelos: Marimar (Blow) y Daniela Aldana (Uno).
