Las visitas de jefes de Estado extranjeros hacen que las royals saquen sus mejores atuendos del armario para acudir a las cenas de gala, y la recepción que la familia real sueca ha ofrecido a Brigitte y Emmanuel Macron ha sido el mejor ejemplo de ello. El rey Gustavo de Suecia organizó una cena en su honor y fue la heredera, Victoria de Suecia, la encargada de acapara todas las miradas recuperando su vestido de H&M más espectacular.

La princesa lució un vestido sostenible de la firma sueca low cost, realizado en jacquard en exclusiva para ella. Se trata de un diseño elaborado con seda orgánica, poliéster realizado con botellas de plástico y tul, en color gris plata, de cuerpo ajustado y escote asimétrico, con falda de vuelo y cola.

victoria de suecia con vestido de hym
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Victoria de Suecia lució por primera vez este vestido en la gala de los Premios Nobel de 2016. Que la futura reina eligiera un vestido de H&M para la ceremonia anual más importante a la que asiste la familia real fue todo un espaldarazo para la marca, que celebró la elección de la princesa.

victoria de suecia con vestido de hym
Pascal Le Segretain
Victoria de Suecia en la gala de los Premios Nobel en diciembre de 2016.

Tanto en aquella ocasión como en esta, la heredera ha escogido la misma tiara para combinar con este diseño: la tiara Cut Steel, una de las más originales que se guardan en el joyero de la familia real sueca. Se trata de una pieza realizada en acero engastado en oro y sin gemas, de ahí su particularidad. Conocida como la tiara napoleónica Cut Steel, todo apunta a que fue hecha para la hija de Josefina Bonaparte, Hortensia de Beauharnais. La tiara está decorada con hojas, bellotas, flores y plumas, capaces de captar la luz y reflejarla como si fueran piedras preciosas.

victoria de suecia con la tiara napoléonica
Pascal Le Segretain
Victoria de Suecia con la tiara napoleónica.

La historia de la tiara también es reseñable: como Hortensia no tuvo hijas, se la regaló a su sobrina, Josefina de Leuchtenberg, que se casó con Óscar I de Suecia, y así fue como la tiara pasó a formar parte de la familia real sueca. Estuvo desaparecida casi un siglo, y la reina Silvia fue la encargada de mandarla restaurar para que recuperara su esplendor y volver a lucirla en 1976.

Desde entonces, Victoria de Suecia la ha elegido para varios compromisos importantes, y la visita de Brigitte y Emmanuel Macron a Estocolmo ha supuesto una nueva ocasión para volver a lucirla.