Interior, noche. En una sala de edición termina el montaje del documental El príncipe que nunca reinó, ahora disponible en Netflix, sobre el asesinato a balazos de Dirk Hammer, de 19 años, del que se acusó al hijo del último rey de Italia, Víctor Manuel de Saboya. A la batuta, un nombre inesperado: no tanto por ser mujer (que también, pues las diferencias de género todavía son notables en las direcciones audiovisuales) sino por su parentesco con una de las familias reales más importantes del planeta, los Grimaldi. Pero Beatrice Borromeo (Italia, 1985), descendiente de la casa Borromeo italiana, puede estar orgullosa de sí misma. Lo estaría también la añorada Grace Kelly, abuela de su marido, Pierre Casiraghi; ya saben, la estrella de Hollywood que tuvo que dejar de serlo por amor, medio siglo atrás. "Me gusta dejar las cosas claras con mis documentales. Creo que es fundamental transmitir que la verdad importa, y que eventualmente termina saliendo a la luz. También que el statu quo —tanto si es por un gobierno corrupto como por una cultura del patriarcado que, en Italia, entre otros lugares, se traduce en hechos horribles como el asesinato de mujeres— debe ser derrotado. Creo que contar historias inspiradoras puede ayudarnos mucho en este proceso", sentencia rotunda.
Beatrice, criada en el seno de una de las sagas aristocráticas más relevantes de Italia, siempre tuvo claro que su destino no iba a ser banal. "Tenía una situación familiar algo complicada, pero aun así guardo muy buenos recuerdos creciendo en la granja de mi padre. Como pasar las tardes hablando con mi hermana Matilde en los establos, o escribir un libro sobre las vidas de la gente con la que me cruzaba en el autobús yendo al colegio. ¡A saber dónde está!", cuenta a Harper's Bazaar. Antes de casarse en 2015 con Pierre, hijo de la princesa Carolina de Mónaco y de Stefano Casiraghi, estudió Derecho y Economía primero en Milán, y después un máster de Periodismo en la Universidad de Columbia. "Soy una persona muy entusiasta y, desde que era niña, nunca he sido capaz de mirar a otro lado cuando veía alguna injusticia. Durante mucho tiempo esto me generó mucha frustración, pero encontré en el periodismo una forma de gestionarlo y convertirlo en algo positivo, actuando frente a lo que no está bien y siendo capaz de contar la verdad o exponer un crimen".
Antes de El príncipe que nunca reinó, dirigió y guionizó, respectivamente, otros dos documentales sobre la mafia italiana —Mamma Mafia y Lady 'Ndrangheta—, un tema sin duda controvertido. Sin embargo, al pensar en el reto más complicado de su carrera como mujer y directora, no duda en señalar a De Saboya: "Convencerlo de que accediera a aparecer en el documental y me concediera una entrevista fue posiblemente el obstáculo más difícil por el que he pasado. Previamente me había demandado por difamación por haber escrito sobre el asesinato de Dirk Hammer [de cuya madre era muy amiga la de Borromeo]. Me llevó mucho trabajo y esfuerzo conseguir que aceptara y lograr que se abriera tanto como lo hizo —afirma—. Ahora me enfrento a otro tipo de reto con un nuevo proyecto que es muy complejo, pero por motivos diferentes...". Por un lado, está "trabajando en la forma de hablar sobre los feminicidios en Italia" y, por el otro, se encuentra inmersa en un proyecto que, además, le toca de cerca: la producción de The Rock, "la primera de nuestras películas sobre los orígenes de la familia Grimaldi en Mónaco".
Más allá del audiovisual, donde su compromiso con lo social es absoluto, Beatrice disfruta también de la industria de la moda a través de marcas como Dior pues es amiga personal de Maria Grazia Chiuri, su directora creativa, desde hace años. «Es una fuerza de la naturaleza, y una de las mujeres a las que más admiro, pues creo que lo que hace no es en absoluto fácil: dirige un gigante de la moda hacia un territorio nuevo, aportando mensajes feministas a su discurso ante un público masivo y trabajando duro por normalizar la necesidad de la inclusión y del empoderamiento femenino", apunta certera. Y aunque la moda le divierta, su prioridad es su familia, "la razón de todo", especialmente desde que se convirtió en madre de dos niños, Stefano y Francesco. "Ver a mi marido jugar con mis hijos a diario es lo que más me llena el corazón. A pesar de lo complicada que es la maternidad a veces, es una fuente de amor y propósito inagotable. Además de la motivación perfecta para crear un buen impacto en el mundo", dice. Con ese mismo inspirador discurso afronta este recién estrenado 2024: "Va a ser un año fundamental que probablemente cambie el mundo tal y como lo conocemos: la guerra en Ucrania, la guerra en Gaza, las elecciones de Estados Unidos: hay mucho en juego. Siendo realista, no tengo grandes expectativas al respecto, pero espero que todos, como una comunidad global, podamos encontrar un terreno común en el que empezar a construir".
FOTOS: CORTESÍA DE DIOR.
