El 20 de octubre de 1968 Jackie Kennedy y Aristóteles Onassis se casaban en la isla de Skorpios. Ella era la viuda de América y una de las mujeres más admiradas de la época, él, uno de los armadores más ricos. "Mi padre adora los apellidos, y Jackie, el dinero", decía el hijo de Onassis sobre una boda en la que la gente, más que una historia de amor, veía un enlace que colmaba los intereses de cada uno de ellos.

El matrimonio duró siete años. Aristóteles Onassis fallecía el 15 de marzo de 1975 en París, y su herencia, que se calculaba en más de 450 millones de euros, abría una guerra que se había estado fraguando a fuego lento entre su única hija, Christina Onassis, y Jackie Kennedy. La joven tenía por aquel entonces 25 años y era fruto del matrimonio de su padre con su primera mujer, Athina Livanos, cuyo padre había creado el imperio naviero que llevaba su nombre.

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Jackie Kennedy, acompañada por su hija Carolina, el día de su boda con Aristóteles Onassis.

Christina sabía desde pequeña lo que era el lujo, pero la sombra de la tristeza y la melancolía siempre asomó a su rostro, quizás el preludio de todas las desgracias que estaban por venir. Sus padres se divorciaron cuando ella tenía diez años y el romance de Aristóteles con María Callas dinamitó su relación. Ocho años después, se padre se terminaba casando con Jackie Kennedy, un matrimonio que Christina nunca dio por bueno.

Cinco años más tarde, la tragedia arrasaba su vida: su hermano Alexander moría en un accidente de avión en 1973, su madre se suicidaba en 1974 y su padre fallecía en 1975. En ese momento, ella se ponía a los mandos del imperio Onassis. Para aquel entonces Christina ya se había divorciado una vez, y no tardó en casarse con su segundo marido, el rico heredero Alexander Andreadis.

christina onassis y su madre
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Christina Onassis de la mano de su madre, Athina Livanos.

Tras la muerte de su padre, Christina quiso zanjar rápidamente todos los detalles de la herencia de Onassis, detalles que salieron a la luz casi cinco décadas después, cuando se subastaron los documentos sobre el acuerdo al que llegaron Christina y Jackie. Ambas mantuvieron un largo litigio por el dinero de Aristóteles, que duró meses, y cuyos detalles se cuidaron de guardar en el más cuidadoso de los secretos.

Fue el notario James Malcolm Waugh el encargado de cerrar el acuerdo en Londres. Dicho trato recogía que Christina actuaba como la heredera universal de los bienes de su padre y acordaba entregar 19 millones de euros a Jackie Kennedy, mientras que Jackie renunciaba a reclamar cualquier derecho sobre el patrimonio del naviero.

El notario también se encargó de recoger en esas páginas que fueron subastadas en 2020 por más de 14.000 euros que Jackie Kennedy también había recibido 1.800.000 euros en bonos antes de que Aristóteles muriera, por lo que Jackie no llegaba con las manos vacías a este acuerdo con el que Christina quiso buscar la paz económica y mental, esa que tanto le costaba alcanzar.

Su padre la había preparado para dirigir el imperio naviero que él había construido, y ella no defraudó. Más difícil le resultó ser feliz en su vida amorosa. Estuvo casada un año con su segundo marido, Alexander Andreadis, prácticamente lo mismo que con el tercero, Sergei Kauzov. En 1984 volvió a pasar por el altar de la mano del francés Thierry Roussel, con quien tuvo a su única hija, Athina. Podría haber sido el comienzo de una vida familiar feliz, pero él llevaba una doble vida y había tenido un hijo con su amante, una modelo sueca.

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Christina Onassis, el día de su boda civil con Thierry Roussel.

Christina se vio abocada a una nueva separación. En 1988, un mes antes de cumplir 38 años, el mundo se despertaba con la noticia de su muerte. Estaba en Argentina, en la finca de su íntima amiga Marina Dodero, y fue encontrada muerta junto a la bañera. La autopsia reveló que había fallecido de un ataque al corazón.

Su hija Athina, de apenas tres años, se quedaba huérfana y se convertía en la heredera única de la fortuna de los Onassis y los Livanos, la rama materna de Christina. Criada en Suiza por su padre, tuvo que cumplir los treinta años para poder disfrutar de toda su fortuna, pero su herencia es otra historia.

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Christina Onassis junto a su única hija, Athina.