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La cena de Estado en honor del presidente de Corea del Sur que ha ofrecido Carlos III ha dado mucho de sí en materia de joyas. Si Kate Middleton ha recuperado la tiara Strathmore Rose que estaba guardada desde 1930 y perteneció a la Reina Madre, y Camilla de Inglaterra ha apostado por la imponente tiara de diamantes y rubíes birmana, la princesa Ana también ha mostrado varias piezas de gran valor.
En esta ocasión, la única hermana del rey ha querido lucir una joya muy especial en todos los sentidos y con un alto valor sentimental: el collar de diamantes que sus padres le regalaron el día que cumplió 18 años. Isabel II y Felipe de Edimburgo decidieron obsequiar a su hija en una fecha tan señalada con un antiguo collar de diamantes con adornos de cintas y lazos, y unos pendientes a juego.
La joven Ana adoraba aquel collar que usaba a menudo en sus actos oficiales, y en 1973 recibió una tiara a juego como obsequio cuando bautizó uno de los barcos de una importante compañía naviera. La princesa Ana posó con ambas joyas para sus fotos de compromiso, realizadas por Norman Parkinson, y poco después añadió una tercera pieza, un broche, para tener su particular parure de diamantes.
El broche que Carlos III regaló a la princesa Ana el día de su boda
Fue su hermano, el entonces príncipe Carlos, quien le regaló el día de su boda un broche bautizado como The Ribbon (el lazo), que destaca por el racimo de diamantes engastados en el centro de la pieza que le da un aspecto de flor. La pieza encajaba a la perfección con el collar de diamantes y los pendientes (que su hija Zara terminaría usando el día de su boda) que le regalaron sus padres y la tiara que iba a juego.
La princesa ha utilizado a menudo el conjunto formado por las cuatro piezas y su hija, Zara Tindall, también ha llevado este broche recientemente, en la coronación de Carlos III, un guiño a la joya que su tío le regaló a su madre, con la que mantiene una excelente relación.