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El 25º aniversario de Room to Grow, plataforma que vela por ayudar a las familias en situaciones desfavorables en Nueva York y Boston,ha estado protagonizado por la asistencia de dos estrellas del séptimo arte, Uma Thurman y su hija, Maya Hawke. Ambas actrices acudieron a la gala de celebración de esta organización por separado, y ambas nos deslumbraron en su llegada luciendo dos inspiradores estilismos de los que prometemos tomar nota para nuestros próximos eventos.
Para esta ocasión, la actriz de Kill Bill se dejó ver, radiante, luciendo un vestido ajustado negro de manga larga y con largo hasta los pies con el que derrochó sensualidad gracias a la abertura de su silueta en su falda, tras la que mostró parte de su tonificada pierna. Coordinó esta apuesta con una capa con hombreras que llevó sobre los hombros, y unos zapatos de salón negros con tacón, dando así el broche final a un conjunto elegante y sobrio, pero nada aburrido. En cambio, su hija, por su parte, optó por un estilismo muy diferente y mucho más cómodo, siguiendo las claves de estilo que caracterizan a las chicas de su edad, de la generación Z. Si bien su madre se enfundó en un diseño con el que enfatizó su silueta, Maya, decidió apostar por un atuendo de dos piezas más cómodo.
La joven cautivó miradas enfundada en un pantalón sastre negro que llevó con una chaqueta estructurada de hombreras y botones dorados grandes que llevó abrochados, a modo de top. A su conjunto añadió un bolso de asa corta del mismo tono de Prada, y, coincidiendo con su madre, también unos zapatos de salón terminados en punta. Ambas, eso sí, lucieron un maquillaje muy natural y recogieron sus melenas rubias. Uma Thurman cedió protagonismo a su ropa con una coleta, mientras que su hija decidió llevar el pelo en un moño alto.
Más allá de demostrarnos dos lecciones de estilo ideales para recurrir al negro, que es el color comodín que mejor sienta, en su llegada ambas protagonizaron también uno de los momentos que más están conquistando a Internet por mostraros la buena relación que existe entre ambas. Nada más ver a su madre, Maya acaparó todas las cámaras fingiendo que le fotografiaba como una fan, diciéndole: "¿eres tú, cariño?". A lo que procedió un saludo tierno con un beso entre ambas, y a una conversación en que la que discutían sobre quién de las dos estaba más guapa.
