Meghan Markle, duquesa de Sussex, cumple 42 años este viernes 4 de agosto. La exactriz y esposa de Harry de Inglaterra podría pasar esta fecha tan señalada en la más absoluta discreción celebrándola de forma íntima en la mansión familiar en Montecito (California) y acompañada, por supuesto, tanto por su marido y sus hijos, Lilibet y Archie, como por su madre, Doria Ragland, que vive cerca y los visita con frecuencia. Sin embargo, otros expertos han sugerido que Meghan podría aprovechar la efeméride para anunciar un nuevo proyecto después de que su contrato con Spotify acabara el pasado mes de junio. No sería la primera vez: cuando hace un par de años cumplió los 40 aprovechó la ocasión para presentar una iniciativa centrada en ayudar a mujeres a reincorporarse al mercado laboral tras el covid.

Meghan comienza este nuevo año de su vida en un momento personal en el que ella es dueña y señora de sus decisiones. Tras alejarse de Inglaterra y mudarse a California, la vida de la duquesa ha experimentado numerosos cambios en todos los ámbitos. Los repasamos a continuación:

El estilo. Tonos neutros, siluetas clásicas y diseños atemporales. Las últimas apariciones de Meghan Markle confirman un giro de timón en su armario hacia prendas que se mantienen en segundo plano –sirva como ejemplo su más reciente look en color nude– logrando que ella en sí misma sea la protagonista. No cabe duda de que la duquesa está más interesada en copar titulares por sus proyectos que por sus looks, de ahí que reste protagonismo a lo que se pone evitando las piezas demasiado llamativas y apostando por los básicos y las prendas sin fecha de caducidad.

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La agenda. Hace meses que la que fuera protagonista de Suits ha cambiado los compromisos reales y la agenda oficial por los proyectos que le tocan el corazón y de verdad le interesan. Uno de ellos es la Fundación Archewell (organización que ha obtenido excelentes beneficios) y que realiza distintas acciones en pos de cambiar las cosas: desde la ayuda a refugiados hasta la alimentación a personas en riesgo de hambruna pasando por colaborar con Harvard para abordar las "preocupaciones más urgentes en las redes sociales" o desarrollar una guía sobre la masculinidad positiva. La duquesa también abandera distintas iniciativas para ayudar a las mujeres y los niños, dos de sus preocupaciones recurrentes.

La casa. Tras abandonar Inglaterra, Meghan y Harry cambiaron su casa británica de Frogmore Cottage, de cuya reforma se ocupó la duquesa, por su mansión en Montecito, California. Esta edificación de 4.000 metros cuadrados repartidos en dos plantas de inspiración mediterránea está rodeada de palmeras y jardines y se ha convertido en un oasis familiar para la pareja y sus hijos. En el documental que rodaron para Netflix y cuyo principal escenario es esta propiedad que ahora está a la venta pudimos ver a Meghan como nunca antes lo habíamos hecho: dando de comer a las gallinas y recogiendo huevos a primera hora del día. Sin duda, una imagen muy alejada de aquella que desempeñó como miembro de la corona británica.

La exposición pública. Atrás quedaron los incontables actos oficiales y las constantes apariciones mediáticas. En California, Meghan Markle ha reducido sus apariciones públicas a las imprescindibles: actos relacionados con su fundación, aceptación de los distintos premios que ha recibido y visitas centradas en su faceta filantrópica. Por supuesto que queda con sus amigas para tomar el brunch o que se deja ver de compras en un mercadillo de productos orgánicos, pero ha adoptado un perfil mucho más bajo y un estilo de vida que le permite disfrutarla como ella decide.

El entorno. Markle ha cambiado su –complicada– relación con la familia real británica por su núcleo duro: su madre, Doria Ragland, y un puñado de amigas de toda la vida. En su lista de amistades también figuran celebridades como el fotógrafo Misan Harriman, la tenista Serena Williams, una de las firmes defensoras de la pareja, o la multimillonaria gurú de la belleza y fundadora de la firma Tatcha, Vicky Tsai.

La relación con su marido, el príncipe Harry. A pesar de los rumores que rodean a la pareja apuntado a constantes crisis, Meghan y Harry demuestran que su matrimonio perdura y que su sintonía va más allá de lo personal llegando también a formar un equipo sin figuras en el ámbito profesional. No hubiese sido fácil consolidarse como un dúo perfecto en todos los sentidos dentro de la férrea estructura de la familia real.

Los objetivos vitales. Lo anterior se resume en que Meghan Markle puede decir a sus 42 años que vive como quiere. La duquesa no ha tenido miedo en decir adiós a la familia real británica tomando las decisiones que ella considera mejor para la suya propia. Con más o menos detractores, la exactriz puede presumir de tener las ideas muy claras y dar prioridad a la consecución de sus objetivos vitales diga lo que diga el resto y aún a riesgo de perder ciertos privilegios.