Entregarse al maridaje de los sumilleres de Parcelle en Nueva York comienza a ser una de las actividades preferidas de los famosos. No sorprende, pues desde que este bar fuera inaugurado hace poco más de un año, en este enclave del corazón de Dimes Square, se garantiza una experiencia de sobresaliente para todo amante del vino. Cuando abrió sus puertas pretendía ofrecer a todo cliente uno de los catálogos más variados de la Gran Manzana. Lo que no se imaginaban sus responsables era llegar a convertirse en uno de los emblemas preferidos de celebridades tan influyentes como Taylor Swift, que lo escogió como lugar de celebración de su 34º cumpleaños. Y es que parece ser que para celebrar, la artista sabe que es el buen vino es siempre una buena elección.

En la propuesta de Parcelle nada se escapa. Hay vino tinto, blanco, rosado, espumoso y hasta opciones de vinos naturales. También hay champán, vermú y hasta sake, una bebida alcohólica conocida comúnmente como "vino de arroz" por estar fermentado a partir de este cereal. Pero aún hay más, pues es posible escoger una bebida según su uva, precio, y procedencia; es decir, se puede beber tanto una copa de Albariño (sí, tienen) por 18 euros, como comprar una botella de Borgoña por 650 euros.

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En Parcelle ofrecen la posibilidad de que compres las botellas in situ u online, pero también de que, como Taylor Swift escogió, reserves una mesa y los disfrutes en su interior, acompañándolos -si quieres- de alguna de las opciones de su menú. Y, aunque lo mejor es dejarse llevar por las recomendaciones de los sumilleres, hay alternativas para casi cualquier bolsillo y gusto: anchoas con pan frito, ensalada de burrata, costilla estofada durante 12 horas, y hasta huevos con jamón serrano. De hecho, cuentan con platos que combinan igual de bien con una bebida que con otra, pensados a propósito para esas ocasiones en las que se cena en grupo y cada uno escoge una copa de vino diferente.

La decoración del restaurante es otro de los factores que le convierten en un espacio atractivo. Por fuera es verde, y dentro combina este color con mobiliario negro y de materiales como la madera o la pana, que logran crear un ambiente acogedor y cálido ideal para resguardarse en los característicos días de frío de Nueva York. Incluso actúa también como escuela, ya que organizan diferentes cursos y talleres que permite a cualquier wine lover, o principiante, realizar catas guiadas por profesionales, o conocer cómo es el vino de cada región.