Cuando en marzo se declaró el estado de alarma nadie imaginaría que la incertidumbre se alargaría hasta finales de verano. Si bien la situación actual de la covid-19 es preocupante, también el rastro que deja tras de sí es devastador para las personas.

Más allá de los problemas económicos que genera el cierre de muchas empresas debido a las restricciones de distancia social a seguir, la salud de las personas se ha visto afectada hasta límites insospechados. Los síntomas que el coronavirus provoca ya los conocemos, pero los que permanecen tras su paso son por el momento desconocidos y, los que ha generado en salud mental, aumentan cada días más sus cifras.

La incapacidad para dormir y las pesadillas generadas por la angustia de la situación o el miedo y la preocupación son tan solo algunas de las huellas que el estrés y la ansiedad de la pandemia continúan generando.

Hace unas semanas un estudio publicado en el International Journal of Eating Disorders, ha concluido que las personas que sufren un trastorno alimentario han manifestado mayores niveles de intensidad sobre el mismo debido al coronavirus. Los síntomas se han intensificado y su miedo y ansiedad ha alterado, incluso más, su estado mental.

trastornos alimenticios
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Si fruto de los nervios se incrementa su trastorno, otro de los factores que ha ayudado a subir estos niveles ha sido la incapacidad de acceder de manera personal a la atención médica y la insatisfacción ante las reuniones virtuales con los doctores.

Las causas son evidentes: no poder seguir sus rutinas normales, tener acceso solo a determinados alimentos debido a las restricciones, no poder realizar ejercicio en los lugares habituales donde solían practicarlo o comprar solo en determinadas tiendas.