Desde que he cumplido 90 años me encanta decir mi edad", nos cuenta una imponente Juana de Aizpuru apoyada en el quicio de la puerta de su despacho con unas vistas inmejorables a la calle Barquillo, el mismo desde el que lleva dirigiendo los hilos del arte contemporáneo en Madrid desde 1983. Al llegar a nuestra cita nos encontramos a Juana Domínguez Manso, nombre de soltera de la célebre galerista, reunida con un cliente interesado en la obra de Tim Parchikov (1983), un artista ruso con el que trabaja desde hace casi dos décadas: "En este negocio puedes fallar muchísimo, pero con él no he fallado. Se ha convertido en un fotógrafo fantástico. Me encanta lo que hace y a este coleccionista también". Y es que Juana, con su impecable pelo rojo cardado, tiene cierta capacidad hipnótica cuando comienza a hablar de arte, anécdotas de tiempos pasados e historias de artistas convertidos en iconos a los que ella ha visto crecer. 54 años al frente de sus dos galerías dan para mucho.

juana de aizpuru en su galeria de arte en madrid
Ximena y Sergio
Juana de Aizpuru posa en si galería de arte de la calle Barquillo de Madrid.

Nacida en Valladolid, estudió Filosofía y Letras en Madrid y a los 21 años se casó con Juan Aizpuru, un ingeniero de Montes con el que tuvo tres hijas, Cristina, Margarita y Concha, y con el que se mudó a Sevilla, donde nacería, en el albor de los años 70, su primera galería en la calle Canalejas, 10: "Cuando llegué a Sevilla me encontré una sociedad muy retrógrada. Yo venía de Madrid, que tampoco era nada del otro mundo, y conocí a Quique Roldán, de la Escuela de Bellas Artes, que había abierto una pequeña galería, La Pasarela. Allí empecé a relacionarme con artistas como Carmen Laffón o Teresa Duclós, que me parecieron maravillosas, y era con los únicos que en Sevilla yo podía respirar".

el despacho de juana de aizpuru
Ximena y Sergio
El despacho de Juana de Aizpuru.

Juana siempre fue una rara avis entre las señoras bien de la alta sociedad sevillana, a la que pertenecía, y fue su acomodada posición la que le permitió iniciarse en el coleccionismo ejerciendo de hada madrina para todos esos artistas: "Cuando yo llegaba a La Pasarela se armaba un revuelo porque era de las únicas que compraba. Como estaba muy bien relacionada, me llevaba algunos cuadros de estos artistas a mi casa y los vendía entre mis amigas por las tardes, sin ningún interés, solamente por ayudarlos". Cuando Roldán se vio obligado a cerrar, los propios artistas le pidieron que se hiciera cargo de la galería: "A mí no se me había ocurrido, las señoras no trabajábamos entonces, pero me pareció una idea tan brillante y tan maravillosa que la cogí de inmediato y en sólo tres meses abrí", nos relata. Para su primera exposición contó con la ayuda de otra de las mujeres que ha pasado a la historia del arte en España, la galerista Juana Mordó (1899-1984), de quien asegura que siempre la trató "como a una igual, una colega, nunca como una señora bien de Sevilla con ganas de entretenerse".

la galeria de arte de juana de aizpuru
Ximena y Sergio
Puerta de entrada a la galería de la calle Barquillo de Madrid.

Sentada tras su mesa de mármol y escoltada por unas librerías en las que no falta ni un solo apellido de la historia del arte contemporáneo, de Pedro Cabrita a, cómo no, Alberto García-Alix, nos confiesa que su vida, libre en una sociedad aún por despertar, encorsetada y cargada de prejuicios, nunca despertó envidias, más bien al contrario: "En Sevilla me consideraban una señora especial que había caído del cielo. Yo, con el pelo rojo y muy pintada, había estudiado, trabajaba..., pero me dejaban tranquila. Creo que las mujeres pensaban, 'por qué me he amoldado yo si se puede vivir como esta señora, tan divinamente, haciendo lo que quiere'. Incluso hacía esquí acuático en el río; ¡imagínate!, se ponían en los puentes para verme pasar. Nunca me he preocupado del qué dirán y cuando eso no te importa, te dejan en paz".

juana de aizpuru en la cocina de su galeria de arte
Ximena y Sergio
Juana de Aizpuru posando en la cocina de su galería, repleta de lienzos.

Cuenta Juana que ella siempre tuvo muy claras las cosas, incluso desde su infancia en una familia conservadora capitaneada por una madre cuya educación se basaba en que una mujer debía ser, ante todo, decente: "En mi casa eran muy severos. Mi madre, ¡buh! Lo máximo a lo que había que aspirar era a ser una mujer decente y claro, yo tenía dentro de mí ganas de hacer otras cosas... Soy una mujer que se ha hecho a sí misma. Me acuerdo que cuando me casé era una especie de palomino atontado. Yo estaba más próxima a mi padre que, como mi marido, me apoyó cuando abrí la galería. A mi padre, mi madre también le cortó mucho las alas", confiesa.

la galería de arte de juana de aizpuru
Ximena y Sergio
Detalles de la galería de arte de Juana de Aizpuru.

En 1982, Juana de Aizpuru ya era un referente en el mundo del arte en España y, consciente de que el talento patrio necesitaba un empujón más allá de nuestras fronteras, se plantó en Madrid dispuesta a crear la primera feria internacional de Arte Contemporáneo: "Tierno Galván quería convertir Madrid en una gran ciudad cosmopolita. Quería hacerlo durante su mandato, así que tenía prisa, y por eso me apoyó tanto para hacer ARCO, porque vio en ello una forma de transformación de la ciudad. Mi gran éxito fue convertir mi proyecto en un proyecto de todos. Todos consideraban que habían participado en la creación de ARCO y todos se afanaban en que funcionase. Hoy ha cambiado mucho, como la sociedad. Ahora todo el mundo está muy preocupado por las ventas".

la galeria de arte de juana de aizpuru
Ximena y Sergio
Una de las salas con numerosas obras de arte almacenadas.

Un año después, en 1983, abría las puertas de su galería en Madrid, una planta entera en la calle Barquillo con tantas obras —que asegura no tener contadas— que hoy incluso la cocina sirve de espacio de almacenaje para este tesoro artístico. Allí, al fijarnos en el collar que lleva durante la entrevista nos cuenta que se trata de una pieza que le hizo Chus Burés en 1990, llamada À table: "Chus quería abrir un establecimiento nuevo en Madrid y quería una foto mía para la invitación de la inauguración. Yo le dije, 'hombre, por Dios, coge una chica joven, que las conoces guapísimas', porque yo ya tenía más de 50 años. Pero no, quería que fuera yo. Entonces, me hizo un collar especial, que sólo existe el mío, y me hizo la foto Alberto García-Alix, con una blusa negra de Sybilla. La foto salió muy bonita; es muy conocida", cuenta sin dar más importancia a que en sólo una instantánea se unieran los nombres de cuatro iconos de la movida artística madrileña.

juana de aizpuru con el collar de chus burés
Ximena y Sergio
Juana de Aizpuru posa con el collar À table, realizado para ella por Chus Burés en 1990.

Cae la noche y Juana continúa hablando, pausada y con voz tranquila, de una vida que ha sido, parece que sin quererlo, todo un torbellino capaz de derribar cualquier muro en pro de ese romance suyo con el arte contemporáneo. Como mujer, madre de tres hijas y parte de una sociedad en evolución es inevitable hablar de feminismo y empoderamiento: "Yo creo que en el mundo del arte contemporáneo todas nuestras reivindicaciones se han cumplido. Al menos por mi parte. Yo no me he visto jamás relegada, ni maltratada ni acosada. Siempre me han tratado los hombres como a una igual. Además, no soy feminista de pancartas y de gritos en la calle. Nunca he ido a una manifestación. Creo que con mi vida he dado ejemplo de feminismo. He vivido una época maravillosa, de grandes cambios y progresos, en la que se te exigía ser protagonista de tu tiempo. Y en esa época, las mejores galerías de Madrid estaban en manos de mujeres".

galería juana de aizpuru
Ximena y Sergio
Una de las salas de la galería con algunas obras a la venta.

Ahora que por motivos de salud tiene que despedirse del trabajo que ha sido su vida, le preguntamos si en este medio siglo algún artista se le ha resistido y responde rápida: "Doris Salcedo, una gran artista colombiana, y Bruce Nauman, que no pudo ser porque ya lo cogí muy famoso, muy caro y muy importante". Hace algo más de un mes que el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía adquirió, por su gran valía, el archivo documental de su galería. Pese a que asegura, con la mirada cargada de melancolía, que cerrar una etapa de 54 años está siendo muy duro, también que aún le queda por delante un año de mucho trabajo hasta desmantelar una galería que es historia viva del arte: "Para mí la galería es más que un negocio. Le debo tanto... Yo me he realizado y me he hecho a mí misma gracias a ella, a los contactos, a la responsabilidad que he tenido... Pero lo supe hacer, sí, reconozco que lo supe hacer".

juana de aizpuru en su galeria de arte en madrid
Ximena y Sergio
Juana de Aizpuru posando en la sala de exposición de su galería.

Producción: Beatriz Martínez Velasco.