Todos los nacidos entre el 70 y el 90, año más, año menos, lo hemos vivido, escuchando de fondo el soniquete tecno de la Vuelta Ciclista a España: "Todavía no". Y es que existía un tiempo indefinido, que podía ir desde la hora hasta las dos horas y media, durante el cual los niños no podían bañarse por riesgo a un peligroso, incluso mortal, corte de digestión. Pues bien, es el momento de saber que nuestros padres nos sometían a esa tortura innecesariamente. Buenas noticias para todos. Descubre si eran ciertos o no aquellas cosas que repetía tu madre verano tras verano.

Hay que hacer dos horas de digestión: NO

"La digestión no se corta", explica la Dra. Ana Bellon, especializada en Medicina Familiar y Comunitaria. "De hecho, es un proceso que no se detiene y que no sólo dura más de dos horas, sino que puede durar entre diez horas y dos días", apunta. Y añade: "El famoso corte de digestión es una bajada de tensión que se produce al agruparse la sangre en el estómago durante el proceso digestivo. Es lo que se denomina hidrocución y ocurre si introducimos un cambio brusco de temperatura en el cuerpo, ya sea de frío o calor. En el caso del baño, cuando el agua es fría, el corte de digestión ó síncope de hidrocución es la súbita pérdida de conocimiento como consecuencia del repentino impacto con el agua". Conclusión: después de comer, entrad en el agua poco a poco, nunca por zambullida.

¡Métete por la escalera!: DEPENDE

¿Puede llegar a ser peligrosa una zambullida en el agua? "Sí, sobre todo tirarse de cabeza mal porque pueden darse un golpe con el suelo de la piscina o bordillo, o bien con otros bañistas que estén nadando en la zona o buceando", explica Jose Santos, secretario general del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid. E insiste: "En el mar y en el pantano es todavía más peligroso zambullirse de cabeza porque, aunque sea una zona conocida, un cambio en la marea o la masa de agua puede hacer que nos golpeemos contra el suelo o alguna roca que haya movida el mar. Y en un pantano, aunque no haya mareas, sí que de un año a otro pude cambiar el suelo de la poza o bien puede haber corrientes que succionen hacia el fondo". Ojo, por favor.

Dúchate con agua dulce: NO

Desde la cadena de hoteles Barceló, advierten de lo que te puedes estar perdiendo no dejando la sal en tu piel: "El agua de mar ayuda a hidratar y mejorar nuestra piel durante el baño gracias al magnesio. Este mineral relaja los vasos sanguíneos y reduce las inflamaciones como las rojeces y asperezas, con lo que mantiene la piel hidratada y en buen estado para afrontar el verano. Además, ayuda a eliminar las toxinas de la piel a la vez que se equilibra el nivel de minerales en sangre". Compensa, ¿no?

De postre, un helado porque ayuda a digerir la comida: NO

"Sea en copa, en cucurucho o en palo, por su gran aporte calórico en grasas y azúcares, nos conducen a la pesadez y la indigestión", afirma Ana Bellón. Mejor en la hora de la merienda, antes o después de una pieza de fruta.

El agua, nunca helada porque suelta la tripa: NO

"No es cierto que el agua muy fría siente mal", asegura la directora de Centro Médico Bellón. "La necesitamos para regular nuestra temperatura corporal y, además, nos hidrata, una necesidad primordial en estos meses", añade. Lo mejor para la sed es el agua fría, no hay otra.

A mediodía se juega a la sombra: SÍ

"Para evitar un golpe de calor, lo mejor es evitar las horas de más calor del día, desde las 12:00 hasta las 18:00 horas, proteger la cabeza con una gorra, llevar siempre agua y parar de vez en cuando para beber en pequeñas cantidades", recomienda Jose Santos. Esto es extensible a los adultos.

Lo mejor de la paella es la siesta: NO

De hecho, engorda y te hace sentir peor de lo que estabas. "La posición horizontal, primero, y el calor, después, no favorecen la digestión. Y no son pocas las veces que nos levantamos sudando y muy pesados", asegura Bellón.

Quita al niño del aire acondicionado: SÍ

El contacto directo del aire acondicionado con el cuerpo, especialmente con la espalda o la cara, puede provocar distintas contracturas musculares, lumbalgia y cervicalgias. Así, Santos explica que "es importante que la piel y la musculatura no reciban el chorro directo de aire frío, sobre todo mientras se está durmiendo". La siesta, mejor con poca ropa y a la sombrita en algún rincón fresco.

¡No corras con la tripa llena!: SÍ

Si es a un ritmo normal, como de niños, no pasa nada. Eso sí, para los adultos, "practicar el ciclismo o el running en plena digestión supone un grave peligro", asegura Bellón.