El regreso del pantalón bombacho
El reinado del pitillo está llegando a su fin: así se impone la silueta despegada en el pantalón de la primavera.
Que no todas las tendencias sientan a bien a cualquiera es prácticamente un lugar común. Que existe cierto hastío por el manido pitillo también. Y es que hace casi ya 14 años que Karl Lagerfeld reconoció estar obcecado en enfundarse los de Hedi Slimane para Dior Homme y adelgazar un puñado de kilos para conseguirlo, tiempo suficiente para que el ciclo de estos pantalones que en algunos casos realzan la figura y en otros menos afortunados la ciñen hasta el absurdo haya llegado a su fin. Para muestra –y escépticos– un botón, o mejor dicho un pantalón que desde que aterrizara en la colección resort de Chanel en Dubai no ha hecho más que crecer y multiplicarse en otros casos de éxito.
De la cintura a la rodilla es amplio, pero de ahí hasta el tobillo puede variar el modelo dependiendo de donde empiece a ajustarse. Este tramo es el que define cada modelo, aunque por sus características es innegable un común denominador: favorecer el movimiento y la libertad. ¿Clásico y con pinzas? Sonia Rykiel y Fendi lo conjugan con soltura. ¿Gráfico? Dries van Noten y Max Mara ocupan el podio. Y para los gustos más femeninos, los monos satinados de Lanvin o el estilo clásico y siempre elegante de Ralph Lauren se antojan como la apuesta más segura. El imperio del bombacho solo trae consigo una objeción sobre las proporciones: combinarlo con una chaqueta o blusa ceñida resaltará su efecto y conseguirá aún mayor protagonismo.
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