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Coco Chanel lo hizo antes que nadie
La Saatchi Gallery de Londres revive este otoño sus mitos e iconos con una gran exposición sobre la firma francesa, pero siempre hay mucho más que descubrir de la leyenda.
Mini falda y blue jeans. Dos prendas legendarias que la diseñadora francesa detestaba en particular, y de los pocos iconos de estilo gestados en el siglo XX que no llevan su sello. Toda una mujer de opuestos (célebre por el uso de las perlas falsas, en 1932 creó la colección de alta joyería “Bijoux de Diamants” que expuso en su palacete de París), se convirtió en pionera de multitud de códigos de estilo. Y también en ese arte marketiano de convertir la moda en objeto de deseo.
En una época en la que el corsé y el exceso eran sinónimos del bien vestir, una mujer menuda irrumpió con un nuevo y “democrático” concepto de costura, donde la elegancia no se medía por el dinero o a educación, sino por su esencia. Gabrielle Chanel (Auvergne, 1883) convirtió el negro en el color insigne de la moda (que estilistas com Grace Coddington veneran en su propia percha), auspició la ropa deportiva como vestuario urbano, predijo la comodidad del normcore y consiguió con su 2.55 que mujeres de medio planeta suspirarán por el primer it bag de la historia.
“Coco hizo grandes cosas, pero no tantas como la gente se imagina”, declaró su actual director creativo, Karl Lagerfeld hace un par de años en la conferencia anual sobre Lujodel Herald Tribune. La muestra que recoge la Saatchi Gallery de Londres a partir del próximo 13 de Octubre deja en entredicho las palabras del modisto alemán, recorriendo el legado y espíritu rupturista de la maison a través de sus iconos en la exposición Mademoiselle Privé. “Todo lo que es moda pasa de moda, el estilo jamás”. Gran defensora de la elegancia atemporal, se sirvió de códigos tan revolucionarios como el uso de materiales asequibles-el tejido jersey sólo se utilizaba para la ropa interior masculina hasta los años 20-, añadir una pieza de bisutería a un look de alta costura o reducir la paleta cromática de la moda a dos colores poco vistosos para la época como el blanco y el negro. “La simplicidad es la clave de la verdadera elegancia”, siempre decía. Algo tan sencillo como complejo de conseguir.
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