¡Ah! Esa época en la que juraste y perjuraste que por encima de tu cadaver volvería a entrar un pantalón que no fuese ajustado en tu armario. Qué sabio eso del 'nunca digas nunca', sobre todo cuando se aplica a lo que es susceptible de convertirse en tendencia (o recuperarse) y lo que no. El pantalón ancho (que no campana; amplio desde el comienzo de la pierna y hasta rozar el suelo) invade pasarela, street style y tiendas como la mejor versión de esta pieza para este otoño-invierno.
Desde su incorporación a la vestimenta femenina en los años veinte del siglo pasado, en diseños en seda y bajo una fuerte influencia oriental, el pantalón ancho ha ido evolucionando (igual que la mujer) a lo largo de las décadas de los 30, 40 y 50. Al llegar a los años setenta, su papel se torna fundamental en el uniforme de la lucha por los derechos de la mujer, como una opción reivindicativa y feminista ante la sexualización del armario femenino entre mini faldas o vestidos.
A principios de los 2000, su tiro se recortó vistiendo la imagen (eterna) de artistas teen como Christina Aguilera o Britney Spears, y ahora vuelve dejando vía libre a la elección de cada una, en todas su versiones, colores y texturas.
En la imagen: Amber Valletta por Beatriz Moreno de la Cova, fotografiada por Greg Kadel y con traje de Isabel Marant.