Así es Amber Witcomb, la extraña belleza que ha cautivado a Zara (y al resto del 'fashion business')

En su rosto no existe el equilibrio, ni falta que hace. Los ojos, la nariz y la boca de Amber Witcomb, a simple vista, nada tienen que ver con la perfección que se presupone a las modelos. O más bien que se presuponía, porque los tiempos han cambiado y poco o nada queda de aquella exigencia canónica del 90-60-90, melena rubia y rostro angelical y de porcelana que triunfaba en las pasarelas.

Las maniquíes, ahora, tienen que tener un "algo" especial que nada tiene que ver con ese cánon estético sino más bien con la actitud. Y de actitud, Amber Witcomb va sobrada. De rictus siempre serio y ciertamente altivo, esta modelo de belleza cubista y elegante ha conseguido enamorar a Zara y convertirse en una de las estrellas de sus shootings. Si el gigante de la moda ahora aboga por los modelos de mujeres reales, con ella ha acertado.

Pero la fama de Witcomb se ha extendido por todo el fashion business hasta convertirse en ese rostro que todos quieren tener en sus campañas. Esta candiense de medidas de infarto y piel blanquecina ha estado en las filas de las marcas más potentes a nivel internacional. Dior, Céline o Cos han contado con ella como imagen de sus colecciones. Alexander Wang, Óscar de la Renta o Tory Burch lo han hecho para sus pasarelas de la próxima primavera.

Pero el sembalte serio y la pose distante de Amber se deben a los gajes del oficio. En su cuenta de Instagram, muestra su otro yo. Una cara dulce y sonriente en la que se puede apreciar su auténtica belleza (ciertamente camaleónica). Y es que si en 2016 se hablaba de ella como una de las modelos a tener en cuenta, 2017 la ha confirmado como una de las imprescindibles de la industria de la moda.