Cuando parecía que el asunto evolucionaba en cuanto a la relación de las mujeres con la alfombra roja, resulta que Cannes ha dispuesto una nueva piedra en el camino. Muchos aún recuerdan el fenómeno #AskHerMore en que las propias actrices reivindicaban una entrevista de photocall más digna que la del "¿qué llevas puesto?" y aún queda en algunas retinas la valentía jocosa de quienes no quisieron enseñar sus esmaltados de uñas en la irrisoria Manicam de los Globos de Oro del pasado año, pero la organización del festival de cine más esperado del año ha decidido que procedía censurar el vestuario de las mujeres a estas alturas. Y ha empezado por los pies.

Según informa la revista Screen, un grupo de mujeres no pudieron acceder a la première de la película Carol protagonizada por Cate Blanchett y Rooney Mara. La sorpresa vino cuando conocieron las razones de su no admisión: no llevaban tacones, sino bailarinas de brillantes. Mientras el festival se ha negado a ofrecer su réplica a las declaraciones del grupo mujeres, la organización sí ha confirmado que "es obligatorio para todas las mujeres llevar zapatos de tacón alto". No obstante, el director de cine Asif Kapadia (presenta su documental Amy en el marco del festival) tuteaba horas después que su mujer recibió el mismo trato inicial, pero fue admitida tras hablar con la seguridad del evento.

Resulta cuanto menos sorprendente que la organización de un festival se crea competente en cuanto a concretar qué resulta glamuroso o admisible para el concepto de elegancia que ha de desprender una mujer en la alfombra roja, pero en cualquier caso sí podría ser algo más considerable estudiar por qué en la 68 edición del festival son solo dos las mujeres que compiten en la sección oficial. Cuestión de perspectiva.