Buen gusto con una pizca de audacia". La receta infalible de la elegancia que nos proporcionó, hace ya más de medio siglo, Carmel Snow (reverenciado tótem entre las directoras de Harper’s Bazaar, más allá de su edición original estadounidense) tenía que volver a cocinarse en un número que, precisamente, ensalza ese golpe de atrevimiento y descaro que consigue un estilo único. Hablamos, claro, de la actitud. Esa disposición de ánimo y talante intangible –inaprehensible para algunos– que deriva de la personalidad y demuestra su fortaleza. La tiene Stella Maxwell, modelo de carácter, capaz de defender la descomunal silueta T que propician las hombreras ochenteras esta temporada. Y la destila más que nunca Jane Fonda, activista proverbial, sintiéndose rejuvenecer a sus casi 80 años.

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Jane Fonda posa para el ojetivo de Nino Muñoz, con realización de Juan Cebrián y Kristen Ingersoll, en la portada de suscriptores de Harper’s Bazaar abril. Lleva traje de chaqueta de lentejuelas bordadas de Giorgio Armani.

Sí, la actitud nos hace brillar. Así lo encarnan Carol Lim y Humberto Leon, duplo creativo tras Kenzo, entrevistados con motivo de su reciente apertura en Barcelona. O la espléndida modelo Iris Strubegger, que protagoniza el editorial de Alta Costura inmortalizado por Nacho Alegre con realización de Naty Abascal. E incluso el incombustible enigma de Martin Margiela, desvelado por la comisaria Kaat Debo con motivo de la exposición que le dedica el MoMu de Amberes. Un número englobado, además, por el hechizo artesano de las fabulosas joyas que deslumbran un ejemplar para leer y soñar.

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