Abstracta, enigmática, conceptual, fría, original, extraña (e incluso rara), vanguardista, antisistema, absurda, brillante. Son cientos los adjetivos con que se ha intentado descifrar y encerrar a la diseñadora de moda japonesa Rei Kawakubo (Tokio, 1942). Todas ellas han sido en vano. Lejana a los vaivenes de la industria, a la frivolidad de las tendencias o al dictado de los números, esta creadora autodidacta es la imagen viva del diseñador como artista capaz de encontrar en la ropa un discurso que la disocie de su objetivo comercial y su cometido superficial. Tamaño logro es motivo, entre otras razones, de que Kawakubo se convierta desde el día de hoy en la segunda diseñadora viva sujeto de una exposición en solitario en el Museo Metropolitano de Nueva York, tras la muestra dedicada a Yves Saint Laurent en 1983.

La muestra, cuyo planteamiento ya se rumoreó en la semana de la moda de París, presentará de 100 a 120 piezas de Comme Des Garçons de 1981 –año en que Kawakubo se traslada a la capital francesa– a la actualidad, e incluirá también un espacio de venta con las diferentes líneas de la compañía. Las estrellas mediáticas elegidas para aportar su granito de arena este año son Pharrell Williams (quien ya lanzó el perfume Girl en 2014 junto a la firma) y Katy Perry, seleccionados por sus riesgos sobre la alfombra roja y el escenario de sus actuaciones. Según explica a Vanessa Friedman el comisario Andrew Bolton, director del Costume Institute del museo, el proyecto de esta muestra lleva entre sus objetivos para la exposición anual del Met desde que se incorporara en 2002 y a pesar de que exista una política no escrita que rechace las retrospectivas a creadores vivos.

Con 12 líneas distintas de producto y unos ingresos anuales que rondan los 160 millones de euros, Rei Kawakubo ha conseguido construir un imperio que sacude los cánones de la moda y la belleza al tiempo que triunfa y resulta rentable. Graduada en filosofía y literatura por la Universidad de Keió, en 1964, arrancó su carrera como estilista autónoma hasta que decidió presentar en París su primera colección hacia comienzos de los años ochenta. Este salto de continente en Comme Des Garçons no supuso, en ningún caso, que la diseñadora abandonara Tokio y a día de hoy, sus estancias en la ciudad apenas superan la semana. Esta dicotomía no ha frenado la pasmosa expansión de su imperio, que se traduce en ramas como la segunda firma Comme Des Garçons Comme Des Garçons, la línea comercial SHIRT de camisetas, camisas y monederos, la línea femenina GIRL o la división de perfumes, perteneciente a Puig. Kawakubo y su socio y compañero Adrian Joffe poseen incluso Dover Street Market, un mercado anticonvencional en Londres, que ya se ha expandido a Nueva York y Tokio.

De su nutrido e independiente imaginario han surgido ideas como una tribu de punks ficticia en el siglo XVIII, la ausencia de la belleza como elemento revulsivo, las Brujas Azules (o ese tipo de mujer que normalmente es buena, pero extraña e incomprendida por el ancho de la sociedad) o la ropa desafeccionada y traducida en plástico para emular el cuento del traje nuevo del emperador. Alérgica al sistema de temporadas y a una industria, según añadía su marido Adrian Joffe, "donde el dinero tiene todo el poder".