Fantaseábamos con que eran de carne y hueso y envejecían. Loryn Brantz, ilustradora británica ganadora de dos premios Emmy por su trabajo como diseñadora gráfica, imaginaba no hace mucho cómo serían las princesas Disney si soplaran velas. La compañía que daba vida a Mickey Mouse cedía –temporalmente– a Brantz todos los derechos sobre sus ficciones más célebres para conseguir una visión añosa de Ariel y compañía. La idea se hacía viral.

Las princesas Disney son una clara fuente de inspiración para artistas contemporáneos que, comoLoryn, crecieron creyendo en ellas, de ahí que el ‘¿y si?’ sea una cuestión inevitable. Entonces, ¿qué pasaría si Cenicienta viviera en nuestro tiempo? La hemos visto como anciana, con raíces afroamericanas y como millennial –esto es; fracción social que incluye a cualquier persona nacida entre 1980 y 2000–. ¿Ahora? Ahora aparece Saint Hoax, pseudónimo que emplea una joven artista de Oriente Medio para, de forma satírica, tener un papel activo en los planos social y político a través de sus creaciones –sus obras (con mensaje) han sido aprovechadas por medios como The Independent, Time o The Telegraph–.

instagramView full post on Instagram

Su trabajo más reciente da una cruda respuesta a aquella cuestión de ‘¿y si los personajes de Disney vivieran hoy?’. Ariel, Cenicienta y Jasmine son, junto a otras ficciones, refugiadas Sirias, candidatas presidenciales o víctimas de malos tratos. En la obra de Hoax encontramos incluso a un príncipe Eric travestido. “Existe una fuerza muy poderosa en mezclar clásicos de niños y realidad”, cuenta Hoax a The New York Times. “Sacar a estos personajes de un mundo utópico para incluirlos dentro del contexto contemporáneo es sorprendente”.

Pero no sólo de princesas gráficas vive Hoax. El debate tras sus obras es mayor. Recientemente, la joven ha estado divagando a cerca del ideal de perfección que venden personas de carne y hueso como Kim Kardashian. A raíz del #KylieJennerChallenge, movimiento responsable de que cientos de chicas llevasen a cabo una serie de prácticas (o ejercicios) para hacer crecer sus labios, Hoax continúa su misiva: “Es por esto que intento desarrollar proyectos que recuerden a las personas que ni siquiera Kylie Jenner se levanta pareciéndose a sí misma”.

Todavía tiene mucho trabajo por delante. De momento, y pareciéndose (sólo en esto) a la benjamina del clan Kardashian, Hoax seguirá usando su Instagram como pancarta. "Mis imágenes subvertidas se pierden en un timeline lleno de selfies e imágenes hiperproducidas", escribe. "El hecho de que la gente aprecie mi obra sirve de contraste".