El piano de September Song no podía haber sido más acertado para abrir esta quinta jornada de desfiles, la última antes de dar paso al EGO y cerrar una edición más de moda española. Porque la serie a la que puso banda sonora, Big Little Lies, ha sido una de las grandes ganadoras de esta noche de Emmys; pero también porque su título y su melodía evocan a esas noches de final de verano en las que se acumulan los eventos en fila india como tratando de sacarle el máximo partido antes de dar paso al frío. Noches que, precisamente, pretenden vestir de principio a fin Juan Carlos Fernández y Antonio Burillo, creativos de The 2nd. Skin Co., el primer desfile de la jornada. Tonos empolvados en rosas y azules, pero también blancos, negros y notas que se disparan en lima bañan piezas cuyo largo va del mini al suelo, siendo especialmente relevantes los vestidos (siempre) con bolsillos (gracias) y las faldas de corte lápiz que sobrepasan la mitad del gemelo y se combinan con mules extraplanos definiendo el romanticismo más todoterreno. La colección avanza al ritmo de la música, desde el tema de Agnes Obel, pasando por el ‘buenrrollista’ Cucurucu de Nick Mulvey y hasta llegar a Ready to Shine (Young Galaxy), donde los acabados brillantes toman la pasarela dando nombre, además, a la colección.
El aligerar la silueta a favor del volumen parece ser una de las pautas a seguir en esta edición de MBFWM. Si Ágatha Ruiz de la Prada se inspiraba el pasado viernes en Balenciaga para su nueva colección, haciendo referencia al vestido en palabra de honor que se ajusta encima del pecho abombándose cuerpo abajo, The 2nd Skin Co. y Alvarno, segundo de la jornada, tampoco han dejado pasar la revisión de este clásico de la aguja por excelencia de la moda española. Álvaro Castejón y Arnaud Maillard (también el segundo doblete creativo del día) han querido redibujar a la mujer que les inspira con una colección más grácil que las anteriores y buscando transmitir emoción: “Queremos cambiar de registro y enseñar la parte más ligera y etérea de Alvarno con nuevos volúmenes”, contaba Castejón a Bazaar desde el backstage minutos antes del desfile. Sobre la pasarela, un set de arcos florales y césped real dejaba paso a una colección que, como es habitual en la firma, multiplica su potencia al componer el estilismo: vestidos donde el movimiento se crea con un falso largo a base de bandas en contraste a mini faldas que se ajustan, drapeadas, al cuerpo femenino; un estudiado juego de capas sobre su también clásica camisa blanca, diseños de noche de una pieza en transparencia, largos, casi etéreos y repletos de brillos que se combinan con joyas de oro y porcelana, sandalias planas romanas y cuellos superpuestos completan a estas “diosas del Olimpo urbano”, como definen a la nueva mujer desde la marca.
En la sala de prensa siguen rifándose los cafés, sobre todo a esa hora tan mala del día entre las 12 y las 3 en la que buscar el hueco para comer, teclear, subir los stories que han fallado durante el último desfile y pensar ya en entrar al siguiente. Nada que no pueda arreglar un buen brillo (al menos a nivel emocional; el estómago ya es otra historia). Pocos minutos después de la una de la tarde Duyos ponía en escena Deseo, un sueño de ‘vie en rose’ que tiñe hasta el cabello de algunas modelos ciñéndose, aunque solo sea en el terreno beauty, a las exigencias millennial. El próximo verano del diseñador madrileño es vivo en color pero también en texturas entre transparencias, bordados en forma de trenzas y lentejuelas que amplían su tamaño a medida que avanza la colección; un trabajo de costura notable que toma especial fuerza en combinaciones dos piezas de vestido y pantalón amplio o diseños en varios niveles de volantes de encaje.
Jorge Vázquez apuntaba a ser uno de los platos fuertes del día. Desde hace ya algunas temporadas es uno de los diseñadores favoritos del panorama celebrity del país gracias a sus vestidos de aires bucólicos. El diseñador ha ‘tapizado’ la pasarela en estampado cretona, convirtiendo el espacio en un amplio salón con sillas para los invitados más sonados y coronado por grandes jarrones con plantas. El print era, además, el principal de su colección, bañando sandalias con plataforma y vestidos. La línea se inspiraba en la mujer que vive a caballo entre el campo y la ciudad, “la campiña llevada a todos los aspectos de la vida”, como decían desde la marca, presentando a las modelos con un pañuelo a la cabeza al más puro estilo de la reina de Inglaterra en sus escapadas a Balmoral. Una colección muy aplaudida por sus muchos invitados (con una convocatoria más amplia que el resto, ya que ha añadido dos filas de asientos en el centro de la pasarela) que acumula referencias y estilismos que van desde el traje dos piezas al más delicado de los vestidos en tul.
Y tras Hannibal Laguna y el premio L’Oréal (que en esta edición ha ido a caer en Aya Gueye como mejor modelo y Juan Vidal a la mejor colección), el fin de fiesta llamaba a gritos desde la otra punta de Madrid. Una nueva localización en esta semana de la moda en la que agencias como Pelonio Press han apoyado a sus marcas para salir de Ifema y multiplicar la experiencia de una colección. Así, al otro lado de la M-30 (y sin importar el tráfico que circunda la capital a media tarde un día entre semana), los María Ke Fisherman esperaban a los invitados en el Parque de Atracciones repartiendo chubasqueros azules a la entrada de La Jungla. Precisamente ahí, en una de las atracciones más clásicas del parque, Víctor y María han encontrado el escenario perfecto para presentar al grupo de pescadores que inspira su colección y que hace referencia directa a sus orígenes y a su nombre. Los asistentes, en barcas de ocho personas (y con Lindsay Lohan en la primera que ha salido del muelle), recorrían la atracción descubriendo a una pandilla que sale a pescar para evadirse de la ciudad y tiene que refugiarse de una tormenta inesperada con lo que encuentra por el camino; impermeables técnicos, pantalones desmontables, camisas blancas y piezas de crochet tejido a mano se unen superponiéndose entre sí y tomando forma en modelos tan peculiares como el trapero Yung Beef o Sita Abellán.
La sensación al terminar el desfile es de absoluta fiesta; ayuda el DJ y la cierta emoción infantil e incontenible que invade a todos los invitados, pero también el echar la vista atrás a los últimos cinco días para afirmar que algo está cambiando en la moda nacional. Nuevos escenarios, nuevas propuestas, nuevas intenciones, nuevas energías. Con tanto optimismo en el cuerpo, ¿quién diría que todavía estamos a lunes?
