El sexo por la androginia. El exceso por el nihilismo. La madurez por la juventud hipervitaminada. Tras un necesario pero extremo proceso de renovación al que Pucci se enfrentó con la sustitución del sueco Peter Dundas por el italiano Massimo Giorgetti, la casa Pucci se da de bruces con una obra sin terminar. O al menos eso parece con la salida del último de la firma este mismo jueves, dejando una brevísima estela de apenas dos años al cargo de la dirección creativa. La decisión responde, según sus propias palabras, a su intención de centrarse en MSGM, firma homónima que Giorgetti fundó en 2009 con el apoyo del grupo Paoloni. “Esta experiencia en Emilio Pucci, una de las marcas más representativas e históricas de la moda, ha sido un viaje inspirador que también ha contribuido a mi crecimiento personal", arguye, "pero mi marca necesita hoy toda mi atención y energía".

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La primera imagen que desvelaba, en marzo de 2015, las intenciones de Giorgetti para Pucci. Foto: Danilo Scarpati.

En marzo de 2015, el noruego Peter Dundas confirmaba su fichaje en Roberto Cavalli tras meses de rumorología, siendo sustituido poco después por el veronés Massimo Giorgetti es, desde hoy, director creativo de Emilio Pucci. La firma lo anunciaba entonces a través de un comunicado más una 'declaración de intenciones' en forma de imaginario, mostrando a dos jóvenes con camisetas blancas y fulares con los ya inequívocos estampados de Pucci junto a la frase: "Una camiseta blanca, como un papel en blanco. Una nueva historia que contar".

En dicho comunicado, Pucci destacó el agradecimiento de la firma a su anterior diseñador –"quien abandonaba la firma tras siete exitosos años", reza el documento–, a pesar de que nunca se confirmó oficialmente su marcha; así como el formato que acompaña a la imagen enviada: el cómodo y archiconocido 1:1 a imagen y semejanza de la red social Instagram. La fotografía, con un aire ciertamente más andrógino y menos hipersexualizado que a lo que Emilio Pucci tiene acostumbradas a sus clientes, bien sugería un golpe del timón en la firma. Algo que, por razones por ahora desconocidas, parece caer en saco rotérrimo.

"Del minivestido imposible a la camiseta andrógina" podría ser el título del episodio que escribió hoy Massimo Giorgetti en su primera colección como director creativo de Emilio Pucci. Con la colección que el fundador de la marca MSGM presentó en junio de 2015 en Florencia, se sacudían al tiempo varios pilares de la era hipersexualizada que su predecesor, Peter Dundas, desarrolló durante su paso. No solo porque Giorgetti prescindiera de los característicos estampados que la firma lleva comprando desde 1940 (y que Dundas esculpió en su ejército de musculadas y célebres modelos), sino porque a través de lo que ya advenían las fotografías de Danilo Scarpati como primer reclamo visual de esta etapa, el sexo (entendido de la manera tradicional) dejaba de ser un factor clave en la nueva genética de Pucci.

En el lugar de los vestidos de largos ínfimos, los escotes vertiginosos y las botas erigidas a la altura de la rodilla apuntalados por Dundas encontramos un patronaje descompensado pero efectista, una androginia inspiradada en una turbada burguesía y unos estampados coloristas que lejos de asemejarse a la composición geométrica de la firma parecían recién salidos de un estudio de diseño gráfico repleto de eso que algunos llaman millenials. Un abrigo de flecos en degradado, una vestido camisero marcado a través de un cinturón de plumas o un vestido con estampado de pinceles multicolor ofrecía a esta ecuación el resultado de una silueta desgarbada, lánguida y aristocrática que sin duda afecta a la mujer que desea llevarla: lejos queda la actitud visceral e hipersegura de Joan Smalls, Eva Herzigova o Natasha Poly atravesando los palazzos milaneses a los que Dundas tenía acostumbradas a las clientas de la casa de toda la vida. Ahora, a ver quién les templa los nervios sobre el incierto futuro de sus noches.