Esta es mi última carta como directora de HARPER'S BAZAAR. Me despido de la revista justo cuando se cumplen dos años y 25 números desde mi primera portada, la de marzo de 2015. Es un ciclo breve, pero redondo. Y no lo digo solo por lo numérico. El 1 de diciembre de 2014, con la ilusión de una start-up, empezamos a escribir el nuevo capítulo de una cabecera que ya llevaba cinco años en España. Releo mi primera carta, en la que hablaba de aquellas semanas iniciales, llenas de descubrimiento, nervios y emoción, y me doy cuenta de que así han sido todas las siguientes. También mencionaba entonces que Harper’s Bazaar es una invitación a una “existencia más imaginativa, interesante, creativa y excitante” y, aunque me refería a lo que la revista ofrece a sus lectores, hoy comprendo que ese es el efecto que ha ejercido en mi propia vida.
No hay espacio ni adjetivos sufcientes para dar las gracias a todos los que han creído en este proyecto durante este tiempo. Diseñadores, modelos, personajes, marcas o fotógrafos que han confiado y apostado por esta forma de entender la moda, el periodismo y las revistas. Pero, sobre todo, no encuentro palabras para expresar la infinita y eterna gratitud que siento hacia mi equipo. Un grupo de personas extraordinarias que ha poblado la que una vez fuera una redacción vacía hasta convertirla en una familia. El talento, la ilusión, el tesón, el rigor y la creatividad que han demostrado es una lección de profesionalidad y calidad humana que me quedo para siempre. La forma en que hemos luchado juntos para defender una idea en la que creemos –un periodismo de moda que busca la excelencia, una revista para soñar, pero también para leer– es la clase de experiencia que te une de una forma imborrable. Una aventura en la que han participado todos los equipos de Hearst, en España y en Estados Unidos, que como una multitudinaria orquesta han hecho sonar una música emocionante. Todo pensado para unos lectores que son los que dan sentido a todo esto. Si pudiera, daría un abrazo a cada uno de los que alguna vez nos han elegido, en papel o en la web, para informarse. Considérese abrazado.
Me alegra que mi adiós quede en manos de este número, dedicado a la moda hecha por y para las mujeres. Testigo de una primavera en la que la principal noticia de la industria no está en el largo de la falda, sino en el resurgir del espíritu combativo del feminismo. Me enorgullece cerrar así una etapa y quiero pensar que esta premisa ha estado presente, de una forma u otra, en los 24 meses anteriores. Este año se cumplen 150 años de historia de esta cabecera, tan llena de personajes e imágenes fascinantes. Cuando se celebre una efeméride similar de la vida del título en España, el lapso en el que yo he formado parte de él será solo un suspiro. Yo no seré nunca tan importante para esta revista como ella lo ha sido para mí. He aprendido, me he divertido y he crecido en lo personal y lo profesional. Nada más puedo pedir. Nada más puedo decir. Hasta siempre, HARPER'S BAZAAR.
Eugenia de la Torriente
