Mientras estos días todo el mundo tiene la vista puestas en las camisetas con mensaje, especialmente aquellas con proclamas feministas, para darle visibilidad- y aprovechar además el tirón para vender más- a un movimiento que se ha convertido en un lema recurrente para el mundo de la moda, hay una marca, cuya fundadora es además una activista por los derechos de la mujer declarada -amiguísima no en vano de Lena Dunham, a la que vistió en su última portada para el Hollywood Reporter junto al elenco de Girls-, que, en su caso, apuesta por dejarnos mensajes ocultos en las etiquetas de las prendas. Su nombre es Lara Lara Pia Arrobio y la firma LPA (acrónimo de sus iniciales). Una marca cuya filosofía bebe de las tendencias del momento y de un estilo de vida cien por cien Los Ángeles - ese gran reclamo comercial que está detrás de los últimos movimientos de marcas como Tommy Hilfiger o Rebecca Minkoff-, que se ha colado con fuerza en el vestidor de multitud de blogueras y celebridades. Entre ellas se cuentan de Emily Ratajkowski a Erin Wasson, con la que además acaba de lanzar una colección de joyería que tiene ya lista de espera, pasando por todas aquellas influencers que hicieron de una chaqueta de piel con tachuelas y flores bordadas la prenda de la temporada hace unos meses.
Con un sello de estilo que Arrobio define como una mezcla perfecta entre Dolce & Gabbana y Supreme, pero a precios razonablemente asequibles, la historia detrás de su fulgurante éxito tiene mucho que ver con la ciudad de las estrellas. Allí trabajó anteriormente para Reformation, una enseña comodín que ejerce prácticamente de incubadora de talentos: de sus oficinas han salido Staud, esa otra marca cuya cuidada estética y política sostenible han conquistado a Leandra Medine, Alexa Chung o Dakota Fanning, fundada por Sarah Staudinger, su exdirectora de moda; además de Basic Rights y Bykini.Allí fue además fichada por Revolve para poner en marcha ( o lo que es lo mismo: financiar) su propia firma justo antes de mudarse a Arteixo para trabajar en el equipo de diseño de Zara, al que dejó plantado en el último momento.
Así, además de su corto pero intenso recorrido -no ha cumplido todavía 30 años- y su conexión prácticamente natural con la escena más cool por ser vecina y residente en la ciudad de moda, los divertidos guiños de Pia son otro de sus ganchos. Ella en lugar de estampar prendas con frases motivacionales hace lo propio en las etiquetas de las mismas, justo al lado de la composición e instrucciones sobre su cuidado. Una suerte de Mr.Wonderful en clave mucho menos ñoña y con la justa carga de feminismo, frivolidad, y un puntito de ironía.
