Cuando esta carta se publique, estaré empezando mis vacaciones de verano. Con las maletas cargadas de ganas de descanso, pero también de planes para la vuelta. Y ese es el espíritu que queremos imprimir a HARPER'S BAZAAR en agosto. Este es un número que no renuncia a que la naturaleza y el buen tiempo entren en sus páginas, pero que quiere aprovechar el lapso de reposo para mirar hacia el futuro. A lo que vendrá, tanto en la moda como en la vida. Como esta puede ser una de las últimas ocasiones en que las pasarelas se anticipen seis meses a la temporada –si la transformación de los plazos del sistema termina por ocurrir–, hemos decidido exprimir su poder adivinatorio. Esa capacidad de la moda para captar lo que se mueve en la sociedad de cada momento, se trate de 1750 o de 2016, e inmortalizarlo en nuestros armarios que constata la imprescindible exposición Fashion Forward del Museo de las Artes Decorativas de París. Y las colecciones para el próximo otoño son poderosas, ricas y complejas, como se puede comprobar en el excepcional reportaje de portada protagonizado por la modelo Karmen Pedaru y fotografiado por Guy Aroch, con estilismo de Beatriz Moreno de la Cova y producido en la localidad cordobesa de Palma del Río.

Se podría argumentar que la temporada se suma al fervoroso caudal del empoderamiento femenino. Un manoseado término que sirve para vendernos cualquier producto o actitud imaginable y cuyo uso (y abuso) ha terminado por vaciar de significado la idea a un ritmo solo concebible en un tiempo cuyo metrónomo es el trending topic. En el peor de los casos, la palabra sirve hoy para describir un feminismo descafeinado que se pierde en lo anecdótico y lo superficial.

Pero también podría ser que la moda se estuviera enfrentando de verdad a las dudas y paradojas que a menudo despierta su propia concepción de las mujeres. Empezando por el servicio que les presta y los referentes que les propone, y terminando por la carencia de diseñadoras en puestos de relevancia. En septiembre, habrá debut femenino en dos de las casas más venerables de la alta costura. Maria Grazia Chiuri será la primera que diseñará en el nombre de Christian Dior desde 1947 y Bouchra Jarrar invocará el espíritu funcional de la casa que Jeanne Lanvin abrió en 1889. Estos estrenos nos darán ocasión de reflexionar acerca de por qué llevamos tantos años asumiendo sin rechistar una alarmante desigualdad en los altos cargos de la industria. Nunca hay justificación posible para esta clase de desequilibrios, pero resultan especialmente dolorosos en disciplinas presuntamente progresistas y modernas, como la moda o la publicidad. Un grupo de creativas ya se ha movilizado para resolver la situación en el segundo ámbito. Queda por ver que algo parecido pueda organizarse en la moda.

Entre tanto, en este número hemos reunido a un grupo magnífico y diverso de mujeres poderosas. Radicalmente independientes como Elsa Peretti, originales como Florence Welch, de ficción como Sansa Stark o luchadoras desde lo cotidiano de su oficio como Rose Byrne. También hemos preguntado por liderazgo femenino a sociólogas, cocineras, empresarias, actrices o directoras. Es nuestra idea de una gran fiesta de verano.