Pregunta: Tiene un vestuario de lo más interesante. ¿Cuál es su pieza favorita?
Respuesta: Soy una fanática de los mercadillos y hace algunos años me interesaban mucho las materias primas antiguas. Visitando una tienda que vendía vestimentas religiosas, encontré una que me dejó impresionada. Era una túnica preciosa, hecha con terciopelo de seda lionesa de un color rubí intenso. Tenía un panel en el frontal, con un broche hecho a mano. Me la puse y le dije a Carl, mi esposo: “Esto es maravilloso. Me haré un par de pantalones y un par de zapatos y tendré la ropa más espléndida del mundo para ir de cóctel”. Se puso como una furia: “¿Estás loca? La gente pensará que no me puedo permitir comprarte un vestido de verdad”, me soltó. Las únicas veces que hemos tenido grandes discusiones en estos 67 años de relación han sido en mercadillos. Seguí con mis cosas y apareció [la crítica de moda] Eugenia Sheppard. Me presenté y le pregunté: “¿Podrías hacerme un gran favor?”. Le mostré la prenda, jadeó, casi se desmayó y me dijo: “Tiene que ser tuya”. Se acercó a hablar con mi marido y en cuanto Carl recibió ese sello de aprobación, se quedó más tranquilo.
P: ¿Cuándo comenzó a llevar esas gafas?
R: Siempre me han gustado las monturas inusuales. Creo que son un accesorio muy interesante, dependiendo de la forma de tu cara. Así que cuando resultó que realmente las necesitaba me dije: “Bien, así aprovecho y llevo unas gafas”. La gente me pregunta a menudo: “¿Por qué son tan grandes?”, a lo que les respondo: “¡Para verte mejor!”. Y así se callan. Algunos dicen que son como mi marca registrada, pero no ha sido nunca mi intención tener una marca propia. No creo que tenga ningún negocio que promocionar.
P: Siempre luce impecable. Si quedásemos para tomar un café a las tres de la tarde, ¿qué llevaría puesto?
R: Vivo en vaqueros, desde los Levi’s más clásicos y básicos hasta el pantalón de alta costura más fabuloso. Tengo unos para hombre de Roberto Cavalli que son absolutamente extraordinarios. Colecciono artesanía de nativos americanos y estos pantalones tienen cuentas y bordados con motivos artesanales. Eran increíblemente caros cuando salieron a la venta. Los encontré en un outlet de un centro comercial e incluso allí eran tan radicales que nadie los quería. Los llevo con una chaqueta de seda preciosa hecha por Ralph Rucci y con unas joyas muy originales.
P: ¿Qué piensa de esa idea que dice que se debe vestir de acuerdo con la edad que se tiene?
R: Conozco gente de 30 años que se comporta como si tuviese 97, mientras que por otro lado tengo unos cuantos amigos vejestorios que están totalmente al día. No creo que tenga nada que ver con números. Solo porque tengas 90 años no es motivo para vestirte con arpillera y cenizas. Solo hay que seguir unas pocas reglas, que ni siquiera son tales: consiste en ir adecuada al momento. Si tienes 70 y quieres llevar minifalda... ¡las rodillas de 70 años no son bonitas! Si pasas de los 60, los brazos ya no están firmes, incluso antes para algunas mujeres, así que creo que deberían ir cubiertos. Viste lo que sea adecuado para lo que estés haciendo, cómo vivas y según tu estilo de vida.
P: Obviamente, ha visto cómo van y vienen múltiples modas y tendencias. ¿Cuál es la que siempre le sorprende cuando vuelve a aparecer?
R: El estampado animal.
P: ¿Qué opina sobre las redes sociales? ¿Participa en alguna?
R: Con respecto a la tecnología, vivo en el siglo XVII. Tengo un móvil de lo más sencillo, uno plegable. Me gusta decir que vivo a través de la generosidad de los extraños, porque si ven algo sobre mí en la Red lo imprimen y me lo envían.
P: ¿Cuáles son sus placeres ocultos? ¿Son diferentes a los que tenía cuando era más joven?
R: El caviar era mi droga favorita, pero desde que mi marido está a dieta sin sal he dejado de comerlo. Aún así, todavía sueño que me doy atracones. Me encanta con vodka, no me gusta con champán.
P: ¿Cuál es el secreto de la longevidad, tanto en la moda como en la vida?
R: El sentido del humor es importante para todo. Vístete con un poco de ingenio y llegarás lejos. Cuando te haces mayor es algo más difícil, porque a pesar de lo bien que esté la ropa, no siempre te encuentras en forma y animada. Pero si te quedas en casa sintiendo pena de ti misma es peor todavía. Me he dado cuenta de que si me levanto y me obligo a hacer cosas, me distraigo y olvido todo lo demás hasta que paro. Entonces me voy a casa y vuelvo a sentirme mal. Todo tiene un precio, cariño. Nada es gratis.
Iris, dirigido por Albert Maysles, se ha estrenado el 29 de abril.
