En esta sociedad tan ampliamente digitalizada, el retoque fotográfico está más que nunca a la orden del día. De hecho, Instagram, Twitter, la televisión y mucho más la publicidad, se convierten en los principales espejos de una realidad falsamente construida de forma general, que más concretamente sienta las bases de unos cánones de belleza que poco o nada tienen que ver con un cuerpo de a pie.

Afortunadamente, en nuestros días, cada vez son más los rostros conocidos que, abogando por la naturalidad, plantan cara al Photoshop reivindicando la autenticidad de sus siluetas como su signo de identidad. Un buen ejemplo de ello fue en su momento Inma Cuesta, que se atrevió a alzar la voz al comprobar cómo una revista había modificado sin censura su imagen. Como ella, Beyoncé o también Emily Ratajowski son sólo algunas de las que han salido en defensa del cuerpo femenino sin retoques.

Pero ahora, esta problemática supera la esfera de las estrellas para llegar a las manos de un archivo fotográfico con tanto renombre como Getty Images. La plataforma ha decidido tomar cartas en el asunto y comunicar a sus colaboradores que a partir del próximo 1 de octubre "se requerirá que no presenten ningún contenido creativo que incluya a modelos cuya figura corporal haya sido retocada para parecer más delgadas o más altas".

Esta decisión no podría llegar en mejor momento. A pesar de nuestra oposición a reconocerlo, es innegable que todos somos influenciados por aquello que nos rodea. De esta forma perseguimos siempre con ello unos estereotipos que la sociedad impone no siempre directamente pero cada vez de forma más agresiva, a través del escudo que son las redes sociales o estrategias tales como el 'body shaming', no permitiéndonos nunca ser felices con nosotros mismos por el mero hecho de nuestra figura o reconocer como valor auténtico sólo un cuerpo a ojos de nadie sabe quién, perfecto.

"Nuestras percepciones de lo que es posible se suelen moldear por lo que vemos: las imágenes positivas pueden tener un impacto directo en la lucha contra los estereotipos, en el aumento de la tolerancia y en la potenciación de los diferentes grupos sociales para que se sientan representados", afirma Getty en el comunicado. "En una época en la que las imágenes son el lenguaje más hablado a nivel global, es más importante que nunca producir y promover un lenguaje visual que sea progresista e inclusivo".

Pero este lejos queda de ser el único motivo por el que esta prohibición llega como agua de mayo. Con la semana de la moda de París en plena efervescencia, seguida de cerca por la polémica delgadez extrema de las modelos sobre la pasarela, al mismo tiempo que Getty pone en marcha su restricción, una nueva ley francesa entra en vigor para que las publicaciones retocadas digitalmente incluyan las palabras "photographie retouchée" (fotografía retocada). Todo con el fin de proteger a las generaciones más jóvenes de los trastornos provocados por la irrealidad de las revistas, carteles y catálogos, semostrando así que la perfección no sólo no existe, sino que anula la auténtica identidad: "Exponer a la gente joven a imágenes normativas y poco realistas de cuerpos conduce a un sentimiento de desprecio personal y baja autoestima que puede repercutir en comportamientos relacionados con la salud", indicaba la Ministra de Asuntos Sociales y Salud, Marisol Touraine.

Aunque ésta es una iniciativa que significa todo un avance, no sólo en el mundo de la moda, sino además en materia social, afirman también que "otras modificaciones realizadas a las modelos como cambios del color del cabello, de la forma de la nariz, los retoques de la piel por imperfecciones, etc. están fuera del alcance de esta nueva ley y, por lo tanto, siguen siendo aceptables".

A pesar de todo, ésta constituye una victoria que podemos unir ya a todas las de esos personajes VIP que siguen luchando por la diversidad corporal o a la lograda a principios de este mes por James Scully. El director de casting de no-BS no se conformó sólo con sacar a la luz el mal trato recibido por las modelos de parte de Balenciaga, sino que, a través de un acuerdo con LVMH y Kering, terminaba con la talla 30 y las modelos menores de edad en pasarelas de la talla de Gucci, Dior o Louis Vuitton.