Choupette, la millonaria gata de Karl Lagerfeld

Choupette no es una gata cualquiera: tiene dos personas a su servicio, en su agenda hay siempre algún tratamiento estético pendiente, viaja siempre en primera clase, su menú se sirve en la mesa, sobre platitos de Goyard y las cuentas de Twitter e Instagram que llevan su nombre están permanentemente actualizadas. Pasen por su biografía de Wikipedia o lean su libro Choupette: the private life of a high-flying fashion cat (Thames & Hudson) para entender a qué nos referimos.

Es un hecho que los gatos han conquistado Internet, pero los bigotes de esta felina (que ya ha sido varias veces chica de portada, la última este mes en Lucky Magazine) son el epítome de la vida de lujo que la fama dospuntocero puede llegar a proporcionar. La niña de los ojos de Karl Lagerfeld, sin embargo, no vive de los ingresos de su polifacético propietario: pone sus almohadillas a sudar para aportar dinero a la economía familiar. A saber: en 2014 ingresó tres millones de euros a las (ya de por sí saneadas) arcas del Káiser de la moda. Lo mismo que se llevó al bolsillo Cara Delevingne, una de las modelos más cotizadas del planeta, en la misma cantidad de tiempo. Dice Lagerfeld que esta cifra convierte a Choupette en la gata más rica del mundo, aunque todavía no hay un listado de Forbes que lo corrobore.

La millonaria cifra ha sido proporcionada por el propio Lagerfeld a The Cut. El diseñador, como cualquier dueño de gatos que se precie, sacó pecho enumerando las dos partidas con las que su Chou-Chou amasó tan goloso montante: una colección de maquillaje con Shu Uemura (convenientemente titulada Shupette) y la última campaña publicitaria de la firma alemana de automóviles Opel. Por no hablar de los beneficios intangibles que consisten en haber aproximado al octogenario Lagerfeld a una nueva generación de consumidores a través de su mascota y las redes sociales.

Él, quizá hipnotizado por los ojos azules de su gata (no se cansa de describirlos como: blue, blue, blue, blue y ha anunciado a bombo y platillo que, si pudiera, se casaría con ella), no puede dejar de hablar de sus virtudes y los planes que tiene para ella: "No le permito participar en campañas de alimentación y cosas así. Es demasiado sofisticada para ello. Tiene algo único. Es como un ser humano, pero afortunadamente no habla", contaba a The Cut. Y continuaba: "Es el centro del mundo. Si la vieras lo entenderías. Es como Greta Garbo. Hay algo inolvidable en ella, en sus movimientos, en cómo juega. Transpira elegancia y actitud".

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