En el imperio de la almohadilla, #TheBlondeSaladneverstops podría ser el concepto que mejor retrate a Chiara Ferragni (Cremona, 1987). Huelga decir, para quien no la conozca, que es la bloguera más exitosa del mundo sin parangones que le hagan frente. Ferragni es la cara bonita de The Blonde Salad, una de los bitácoras pioneras en la blogsfera y el único blog en lograr que su dueña se cuele en la lista de los 30 creativos menores de 30 años con más éxito, según Forbes. Su trayectoria ha sido tan meteórica que la prestigiosa Universidad de Harvard la incluía hace días en sus casos de estudios, junto a otros lances relevantes como Stella McCartney o Jimmy Choo.

¿Qué varita mágica ha podido actuar en favor para que una adolescente de Cremona se convierta en menos de una década en el objeto digital de una generación de personas? "En el momento perfecto tuvo una mente empresarial", declara Kristina Maslauskaite a WWD. Ella es quien ha trabajado junto a la profesora adjunta de Harvard Anat Keinan en el estudio, buceando en el mundo cuajado de bolsos y viajes de Ferragni y recopilando información a través de entrevistas y llamadas a su protagonista y a un puñado de personajes de la industria. Las conclusiones sobre el Caso Chiara –así lo han bautizado– apuntan a que no solo el don de la oportunidad se ha interpuesto en su camino, ya que en 2009 el fenómeno Fotolog y el exhibicionismo de redes como MySpace estaba más extendido que nunca. En su caso, una visión de futuro y posicionamiento en la industria del lujo –en cristiano, no todo vale si se quiere llegar a determinadas firmas– ha hecho que Chiara pase de ser una egoblogger al uso para convertirse en empresaria y contratar a una veintena de sus mejores amigos para que le ayuden a aplacar el éxito. Así ha conseguido construir una compañía que en el último año ha ganado la cantidad astronómica de 7 millones de euros, que se ha expandido hacia una firma de bailarinas y zapatos con emoticonos y purpurina –todo lo que brilla, vende– y cuyos ingresos hoy aumentan al ritmo de sus seguidores en redes sociales.

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Foto: Imaxtree.

The Blonde Salad nacía en 2009 como un simple blog con cierto espíritu exhibicionista donde una estudiante de derecho de la universidad Bocconi de Milán mostraba una ensalada aderezada de accesorios coloristas, looks con un punto divertido e ingredientes de su día a día. Riccardo Pozzoli, su entonces pareja y alma máter de la compañía que hoy factura cifras desorbitadas, confió en el menú y supo convertir el blog en un negocio desde el primer día. Ella misma buscaba los vértices a su éxito en febrero del año pasado para BoF: “Seguramente fue un buen momento. En Italia nadie estaba haciendo algo así, pero en el resto del mundo se hablaba del fenómeno de los blogs de moda”. Era un periodo en el que las blogueras comenzaban a colarse en las primeras filas de los desfiles y realizaban colaboraciones con firmas de lujo, dando estas últimas palos de ciego en algunos casos. Como Gala González –fundadora de Amlul–, Rumi Neely –una de las pioneras con Fashion Toast– o la jovencísima Tavy Gevinson, que lanzaba su blog Style Rookie con apenas 14 años. Si a las firmas les había costado años pasar del antiguo orden –las actrices como embajadoras– para hacer caso a cantantes y famosas sin oficio como Kim Kardashian, resulta que ahora llegaban un órdago de jovenzuelas con teléfonos cargados de seguidores a las que había que mimar y adular. El camino se presentaba espinoso.

Como a las firmas, a The Blonde Salad le hizo falta pulirse hasta la web con producción propia y factura impecable en la que ha resultado hoy. Además, según cuenta Riccardo Pozzoli a WWD, se ha eliminado el concepto de contenido a cambio de remuneración económica. "La línea entre lo editorial y lo publicitario comenzó a ser muy borrosa", justifica. El nuevo The Blonde Salad pretende ser destino de inspiración y lecturas, y que sean las marcas quienes se adaptan a su personalidad (y no viceversa). Se medita cuáles son las mejores colaboraciones y se trabaja con marcas con las que ella se identifica. La fundadora del blog más famoso del mundo deja de ser egoblogger para convertirse en una auténtica celebridad virtual.

El penúltimo escalón hacia la conquista global de Ferragni pasa, como era de esperar, por las colinas de Hollywood. La italiana se ha estableciéndose en Los Ángeles junto a su pareja, el fotógrafo Andrew Arthur y al hashtag correspondiente #TheBlondeSaladgoestoHollywood. Una mudanza que viene con tarjeta de residencia incluida y en la que ambos pretenden escribir un nuevo capítulo para la ambición rubia. Que sea la ciudad de los sueños, en su caso, es lo de menos.

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Chiara Ferragni posa ante los fotógrafos en la semana de la moda de Nueva York de febrero. Foto: Getty Images