El caso Cara. Aunque suene a trama, es real. No existen comparaciones. Muchas modelos han triunfado, sí, pero pocas han levantado tantas pasiones como Cara Delevingne – sobre todo en esta otra dimensión que es Internet. Las pasiones que suscita Delevingne entre la masa están más cerca de aquellas que provocan los ídolos adolescentes. Es como si su trabajo de maniquí no fuese más que una inocente excusa. El emisor se zampó el canal. La británica de veintidós años dice encontrarse hoy mucho más cómoda rodando –el próximo mes estrena ‘Ciudades de papel’ en nuestro país- y, en una reciente entrevista con HARPER'S BAZAAR España, asegura haber cambiado radicalmente: “Nunca quise ser modelo, pero surgió y tuve la suerte de haber podido mantenerme como tal. A la moda le debo el éxito y no la desprecio, pero actuar me hace levantarme de un salto de la cama cada mañana”. La industria cinematográfica, pues, tiene una muñeca nueva. Pero ojo, que ésta tiene voz – y de mucho alcance.

En una entrevista que Delevingne concedía hará unas semanas a una famosa cabecera de moda internacional sus palabras fueron cuanto menos malinterpretadas y, claro, la red dinamitó. La revista sentenciaba que su bisexualidad –que, si bien es pública, Cara ha querido preservar fuera de focos- podría ser solo una fase. “Mi sexualidad no es una fase; soy lo que soy”, proclamaba en The New York Times. A la pregunta que HARPER'S BAZAAR España le lanzó de si ha conseguido ya sentirse orgullosa de sí misma, la modelo respondía: “Bueno, sigo sin saber quién soy. No tengo una aspiración vital y me he perdido muchas veces, pero cada vez que la he liado he aprendido algo más de mí misma… supongo”. Permitámoselo.