El Birkin es uno de los bolsos más legendarios de la casa Hermès. 40 centímetros de largo, hecho en cuero, piel de becerro, avestruz y cocodrilo. En 1984, el que entonces fuera presidente de la firma, Jean-Louis Dumas, compartió asiento con Jane Birkin durante un vuelo. La musa de Serge Gainsbourg llevaba el bolso hasta los topes y las cosas comenzaron a caerse. Se quejó de que no encontraba un modelo que se adecuase a su ritmo de vida, un bolso en el que poder meter todas sus pertenencias. Él se ofreció a crear un bolso lo suficientemente cómodo para "transportar su casa". Y así se fraguó una de las historias de amor más célebres de la moda.

Han pasado 31 años desde que Hermès produjese su primer Birkin. Tantos que su precio ha ido aumentando con el paso de los años, rondando entre los 10.500 dólares y los 150.000, según sus características. Un monto de dinero que podría resultar rídiculo si la cosa se pone fea y la polémica termina en los juzgados.

El martes, PETA, la famosa organización por los derechos de los animales con base en Estados Unidos, anunciaba que la actriz y cantante Jane Birkin solicitaba a la maison francesa un cambio de nombre del bolso tras enterarse de las prácticas que se utilizan en la producción del mismo. Una reciente investigación de PETA alegó que una fábrica en Winnie (Texas) –que envía pieles a una curtidería propiedad de Hermès– emplea una serie de prácticas inhumanas para la fabricación del afamado bolso, incluyendo el sacrificio de animales que "todavía son conscientes y capaces de sentir dolor".

Birkin expuso su petición en un comunicado que compartía con APF: "Tras haber sido alertada de las crueles prácticas sufridas por los cocodrilos para la producción del bolso de Hermès que lleva mi nombre he pedido a la firma francesa que no emplee mi apellido hasta que sus prácticas respondan a las normas internacionales y mejoren sus prácticas de producción". Hermès respondía:"Jane Birkin ha expresado sus preocupaciones con respecto a las prácticas de sacrificio de cocodrilos. Este acontecimiento de ninguna manera afecta a la amistad y confianza que hemos compartido durante años (...) Una investigación está en marcha en la granja de Texas. Cualquier incumplimiento de las normas será sancionado y rectificado. Desde Hèrmes queremos especificar que esta finca no nos pertenece y que las pieles de cocodrilo suministradas no se utilizan para la fabricación de bolsos Birkin".

Pues bien, la reacción de Hermès no se ha hecho esperar y ha asegurado que "a pesar de haber mostrado su opinión sobre algunas de las prácticas para obtener la piel de cocodrilo, la relación de amistad entre la casa y la actriz no se verá en absoluto alterada por este hecho. Hermès respeta y comparte su conmoción, la cual también nos afecta desde que vimos las imágene de la semana pasada". El comunicado añade que se ha abierto una investigación que esclarezca de dónde se ha obtenido el metraje de la fábrica texana que apareció en PETA, y especifica que dicha planta de producción "no pertenece a la compañía, ni la piel de cocodrilo que sale de ella es en ningún caso la que deviene en los bolsos Birkin de la firma".