Sus polémicas campañas publicitarias, de alto contenido sexual, han quedado en la sombra después de que el pasado agosto American Apparel anunciara que sus ventas habían caído más de un 17% y que tenía una deuda de 300 millones de dólares. A aquello también se le sumaban las denuncias al fundador de la marca, Dov Charney, quien fue despedido de la compañía por escándalo sexual hace más de un año, y sustituido por Paula Schneider.

A última hora del pasado domingo, la consejera delegada comunicó que la compañía iba a solicitar protección por bancarrota, el equivalente a nuestro concurso de acreedores. Además, la marca va a poner en marcha un plan de reestructuración, con el que se espera reducir su deuda a 135 millones de dólares en los próximos seis meses. "Esta medida permitirá a American Apparel convertirse en una compañía más fuerte y vibrante", explicaba Schneider. También han anunciado que este cambio no va a afectar a su actual estructura ni a su red de tiendas, tanto en EE UU como en el resto del mundo.